Espero que la nueva Comisión Nacional de Búsqueda funcione. Otra decepción para los familiares buscadores sería un crimen
C. MARTHA LIDIA PÉREZ,
COMISIONADA PRESIDENTA,
COMISIÓN NACIONAL DE BÚSQUEDA
DE DESAPARECIDOS
Se sacó el tigre en la rifa.
Refrán popular
Celebro que su nombramiento no haya obedecido a la lógica de 90% lealtad y 10% capacidad; por lo que leí de su currículum académico y profesional, la proporción se invierte. No obstante, la tarea que enfrenta será titánica.
Dentro de las muchas áreas menospreciadas el sexenio pasado sobresale la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB); siendo un asunto tan sensible la desaparición, resulta inexplicable ética y políticamente. Como usted recordará, doña Martha, una de sus antecesoras, Karla Quintana, fue cesada cuando reportó 111 mil desapariciones, 34% de las cuales habrían ocurrido durante los primeros años del lopezobradorismo. Al entonces presidente le pareció una cifra inaceptable, como si la realidad pudiera adaptarse a las necesidades políticas, y mandó a sus fieles Servidores de la Nación a levantar un “censo”.
Palacio Nacional y sus devotos Servidores tomaron cartas en el asunto para llevar a cabo una verficación que arrojara un número “real”. No sé si al padrón le sacaron raíz cuadrada y lo disminuyeron a la segunda potencia para informar en diciembre de 2023 que solo había 12 mil desaparecidos. De un plumazo se borraron 100 mil personas. Por supuesto nadie lo tomó en serio y lo único que generó fue mayor desconfianza entre los familiares de las víctimas. Luego tomó posesión Teresa Guadalupe Reyes, quien poco o nada hizo en la Comisión más allá de distanciarse de los colectivos de búsqueda.
Justo es reconocer que mientras en el sexenio pasado los colectivos fueron invisibilizados, con el gobierno actual el trato es diferente. López Obrador nunca recibió a ningún representante de los colectivos; pero eso sí, se entrevistó con las Madres de la Plaza de Mayo. En cambio, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, ha tenido varias entrevistas e intercambio de ideas con los familiares de las víctimas, quienes tuvieron voz sobre los aspirantes a dirigir la CNB.
Como sea, llega usted a una Comisión muy débil y con 133 mil desaparecidos. El problema de las desapariciones ha llamado la atención a nivel internacional, a tal punto de que el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU activó un mecanismo que le permitiría presentar el asunto con carácter urgente en la Asamblea General. Como era de esperar, la doctora Claudia Sheinbaum se opuso a dicho mecanismo, aduciendo que el Estado mexicano no lleva a cabo desapariciones forzadas. Gran parte de lo anterior es cierto, no estamos en los años de la guerra sucia; no obstante, es poco lo que hace el gobierno para evitar que el crimen organizado continúe secuestrando, explotando y/o matando a los jóvenes.
Celebro que lo primero que hará usted sea reunirse con el Consejo Ciudadano de la CNB y con los colectivos, así como con las comisiones de búsqueda en el interior del país; es un buen paso para intentar recomponer la confianza. En cuanto al diagnóstico que usted pretende hacer para saber qué más se necesita para llevar a la realidad la Ley General en Materia de Desaparición, le adelanto: se necesita de todo.
La CNB sufrió recortes de personal y de presupuesto durante todo el sexenio pasado, así que no veo cómo le podrá hacer para organizar la coordinación con las fiscalías y comisiones estatales. Le eché un ojo al Protocolo Homologado de Búsqueda con el cual tienen que operar y a lo largo de sus 140 páginas parece contemplar todos los ángulos posibles para resolver los casos de desapariciones de todo tipo; está muy completo y hasta tiene diagramas de flujo para que las distintas autoridades y actores involucrados sepan dónde y cómo intervenir. Sin embargo, solo hace que uno se indigne más pues como suele suceder en México, todo se ve bonito y eficiente en el papel y las leyes, ya en la aplicación es otra historia.
Un aspecto que las nuevas leyes no contemplaron fue el relanzamiento del Centro Nacional de Identificación Humana, el cual se creó en 2022 para, como su nombre lo indica, identificar los cadáveres que se encuentran en las morgues, ya sea a través de pruebas de ADN o huellas dactilares. Lamentablemente, en 2024 prácticamente cerró sus puertas siendo que hay un rezago forense de 72 mil cuerpos.
Lo que posiblemente ayude es la Plataforma Única de Identidad; será útil para la identificación de los nuevos cadáveres que desafortunadamente lleguen a las morgues, pero eso será en un mediano plazo cuando las personas se hayan registrado. También se espera que represente un avance la creación de la Base Nacional de Carpetas de Investigación, la cual en teoría podrá ser consultada por las distintas entidades; falta ver si resolvieron la compatibilidad de los programas que cada entidad utilice.
En síntesis, doña Martha Lidia, en una escala de cero al 10, usted no va empezar de cero, sino de -15.
Espero que la nueva Comisión Nacional de Búsqueda funcione. Otra decepción para los familiares buscadores sería un crimen.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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