Nada ha logrado desviar la atención y creciente exigencia de difusión total y completa de los archivos de Epstein, presión que se espera aumente en cuestión de días, con la publicación de las memorias de Virginia Giuffre
El explosivo caso de los archivos negros del pederasta millonario Jeff Epstein, íntimo amigo del presidente Donald Trump por más de 15 años, resultó ser a prueba de todo.
Ni el mayor acuerdo comercial de Estados Unidos con la Unión Europea, la fallida Cumbre de Alaska, en la que un dominante presidente ruso Vladimir Putin, no sólo evadió el cese al fuego que Trump exigía en Ucrania, sino de la amenaza de tarifas, sanciones comerciales y “severas consecuencias” con las que Trump lo amenazó, lo que repitió, cuando Trump le llamó de la Casa Blanca, donde estaba reunido con el presidente Volodímir Zelenski y todos los líderes europeos.
A pesar de eso, Trump expresó la posibilidad de traerlo como invitado especial en los eventos de la Copa Mundial de la FIFA.
Tampoco la persecución, investigaciones y ataques a detractores, que, infructuosamente, quiso iniciar con sus antecesores, que gozan de la impunidad que a él le concedió la Suprema Corte de Justicia y que ahora centra en relevantes figuras de su partido, como John Bolton, su ex-Asesor de Seguridad Nacional en 2016, cuya casa fue cateada en busca de “documentos clasificados,” como las docenas de cajas de información altamente clasificada que él llevó a Maralago, de las que el FBI sólo recuperó una mínima porción.
O Chris Christie, exgobernador de Nueva Jersey, quien se opuso a su reelección y este fin de semana, en la cadena ABC News, criticó la politización del Departamento de Justicia, en el caso de Bolton.
Trump trató de intimidarlo, diciendo que “aunque Christie (a quien calificó como “lowlife”) nunca aceptó su responsabilidad en el cierre del Puente George Washington hacia Manhattan, causando problemas de tráfico. “
“Por el bien de la justicia, debíamos revisar esa seria situación, porque nadie está encima de la ley,” escribió en su red social.
Nada ha logrado desviar la atención y creciente exigencia de difusión total y completa de los archivos de Epstein, presión que se espera aumente en cuestión de días, con la publicación de las memorias de Virginia Giuffre, quinceañera que trabajaba en el Spa de Maralago y Epstein le “robó,” en 2004, según el mismo presidente confirmó, como la causa de su rompimiento con Epstein, luego de 15 años de íntima amistad.
Eso aumenta el nerviosismo del presidente y sus estrategas, por el impacto que las decisiones del caso Epstein puedan tener en la elección intermedia en Noviembre del año próximo, en las que la impopularidad de la “Big & Beautiful Bill,” sumada al fracaso de algunas de sus políticas y promesas rotas, puedan arrebatar a los republicanos la frágil mayoría de 5 asientos que le permiten hacer cuanto quiere.
A esto se debe la orden a Texas, de hacer una anomalía redistribución de distritos electorales, el creciente desplazamiento de tropas a California, Ciudad de Washington, DC, y ahora a Chicago, con el argumento del “combate al crimen,” lo que estanos seguros veremos en el resto de estados gobernados por demócratas, donde podrían producirse las más enérgicas protestar en contra suya y de sus políticas, ya que en los gobernador por republicanos, le han asegurado control.
Giuffre, revela en sus memorias su dramática historia como “masajista” y víctima de trafico y abuso sexual, da detalles de cientos de jóvenes más como ella, que fueron atraídas con pago mínimo y enganchadas en la enorme cadena de trafico sexual de Epstein, que analistas insisten, era parte de una operación de “Kompromat” de Mosaab.
Giuffre, quien terminó suicidándose este año, aparece en fotografías que dejaron ver la participación del Príncipe Andrés, en el círculo de amistades del pederasta y en las 400 páginas de su libro, relata que “las niñas eran pasadas de un invitado a otro, como si fueran un plato de fruta.”
Cobijado por la influencia y poder de grandes personalidades de la política, acaudalados empresarios y destacados abogados, Epstein fue detenido y liberado 18 meses después, mediante un acuerdo secreto elaborado por Alexander Acosta, (exSecretario del Trabajo de Trump en 2016), quien era Fiscal Federal en Miami y quien lo eximía de cargos y procesos federales, dándole inmunidad a él, 4 co-conspiradores y “otros potenciales co-conspiradores,” del que no se informó a cientos de niñas que victimizó.
En Julio 6 de 2019, Epstein fue arrestado de nuevo y acusado de crímenes federales: tráfico sexual de menores y conspiración para perpetrar trafico sexual de menores de 14 años de edad. En agosto 10, Epstein fue encontrado muerto en su celda, en que esperaba fecha de juicio.
En 2020, Gishlaine Maxwell fue arrestada y acusada de crímenes sexuales, trafico sexual de menores, transporte ilegal de menores para fines de prostitución y otros, por los que fue sentenciada a 20 años de prisión.
En entrevista para la cadena de TV Fox News, Trump, en campaña, prometió que de llegar al poder, “difundiría en su totalidad los archivos negros de Epstein,” como exigían los influencers lideres del partido Republicano, entre ellos Kash Pattel, ahora director del FBI, Dan Bongino, SubDirector del FBI, quien cuestionada si Epstein se suicidó o fue asesinado, y otros, que ahora son parte de la administración.
El 21 de febrero de este año, la procuradora General Pam Bondi dijo que “la lista de clientes de Epstein estaba en su escritorio,” en Mayo, de acuerdo al Wall Street Journal, “la Procuradora informó al Presidente que su nombre aparecía en los archivos,” lo que ahora niega el presidente, cuyos esfuerzos por desviar la atención han fracasado.
Después de ordenar al líder Mike Johnson dar vacaciones a la Cámara Baja para neutralizar la demanda de legisladores republicanos y demócratas exigiendo la difusión de los archivos, instruyó al presidente del Comité de Supervisión y Vigilancia a convocar a audiencias, sobre los archivos de Epstein.
Esto, luego que Todd Blanche, abogado de mas de una década de Trump, ahora SubProcurador General, se entrevistó con Gishlaine Maxwell, quien había dicho tener miles de horas de grabación y mas documentos de Epstein.
Tras dos días de entrevista, en la que aseguró que “nunca vió al Presidente Donald Trump, al que admira, involucrarse en actitudes inapropiadas,” Maxwell fue cambiada de una cárcel de alta seguridad en Colorado, a una de minima seguridad en Texas, donde espera recuperar su libertad con un perdón presidencial, a cambio de la entrega de documentos que tenga, el compromiso de no hablar del tema, fuera de su “colaboración” con el Congreso republicano, en la coreografía de audiencias que organiza, con al clara intención de acusar ahora a los demócratas de haber “organizado la conspiración de Epstein para perjudicarlo, como la investigación de colusión con Rusia, que también trabaja en dar al vuelta, ahora acusando al gobierno de Barack Obama y sus funcionarios de inteligencia, de “cacería de brujas.”