Trump logró “salvar” su proyecto, volviendo a lograr la unidad, con una sorprendente y bizarra “manga” bajo el brazo
Ante la creciente presión y ataques de su base política, por revertir la orden de que se difundieran las listas del pederasta millonario Jeffrey Epstein, con quien convivió durante décadas como atestiguan múltiples fotografías y videos, diciendo que “hay cosas más importantes,” el presidente Donald Trump, dejó mudo a todo mundo.
Cuando nada parecía contener la furia y frustración de su base MAGA y votantes independientes, divididos en torno a sus políticas económicas y de inmigración, tras la publicación de un artículo en el Wall Street Journal, (al que amenazó demandar) sobre una tarjeta de cumpleaños que envió a Epstein, Trump logró “salvar” su proyecto, volviendo a lograr la unidad, con una sorprendente y bizarra “manga” bajo el brazo.
El fin de semana, Tulsi Gabbard, directora nacional de Inteligencia, anunció tener “abrumadora evidencia que demuestra cómo, tras la “victoria electoral histórica” en 2016, el expresidente Barack Obama, su equipo de Seguridad Nacional y su Gabinete “fabricaron y politizaron reportes de inteligencia para perpetrar lo que califica como un largo golpe contra el presidente Trump.”
Gabbard dijo que ya entregó mas de 100 documentos desclasificados a la procuradora general de Justicia, Pamela Bondi, “comprometida en llevar a la justicia a todos los que han violado la ley, ya que lo que los documentos revelan “no puede describirse de otra forma que no sea una traidora conspiración”.
El departamento de Justicia procederá a realizar las investigaciones pertinentes en las que podrían llamar al expresidente Obama o sus funcionarios, para eventualmente, iniciar acciones legales, “considerando las serias implicaciones y consecuencias de esas acciones.
“Debe haber responsabilidad en los crímenes detallados en los nuevos documentos,” dijo la funcionaria que dirige las 17 agencias de Inteligencia de Estados Unidos.
El nuevo reporte -que obedece al deseo de exoneración y redención de Trump, eliminando a Rusia como elemento crucial en su elección-, es una clara contradicción con el contenido de reportes anteriores de la comunidad de Inteligencia, Comités Bipartidistas del Senado y la Cámara de Representantes y el reporte del fiscal Robert Mueller, que Trump impidió se difundiera, enfocados, no sobre si Rusia interfirió, como confirmaron, sino en la descripción de cómo lo hizo.
Constantemente Trump ha recordado que “fue víctima de una cacería de brujas, primero con la investigación sobre la colusión de su comité de campaña con Rusia, luego sobre Ucrania y posteriormente sobre su arenga, que impulsó al histórico asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, cuando trató de impedir la confirmación de la que sí fue una victoria histórica del demócrata Joe Biden.
La directora de Inteligencia, Tulsi Gabbard, asegura -sin mostrar mas pruebas o elementos que su propia palabra- que “Rusia carece de herramientas, capacidad e intenciones para alterar el resultado de los comicios presidenciales”, rechazando la evidencia de los reportes previos, basados en investigaciones de 3 años, que destacan como “las agencias de inteligencia rusas realizaron espionaje cibernético y -a través de sitios de internet controlados por la propaganda de ese país-, lanzaron campañas para engañar a votantes estadounidenses con “realidades alternas” de Hillary Clinton y candidatos demócratas; debilitando además la confianza pública en el proceso democrático, impulsando la victoria de Trump.
La difusión de esta información logró apaciguar a lideres de MAGA que acusaban ahora a Trump, de ser parte del “Deep State” o “estado profundo” al que se había comprometido a desenmascarar.
Así, Trump continúa disfrutando el apoyo de una base poco informada a la que puede decir o prometer cualquier cosa, que no necesariamente tiene que cumplir.
El documento contradice el contenido de 4 reportes de la Dirección Nacional de Inteligencia, el Senado de Estados Unidos, el Departamento de Justicia y el Centro de Seguridad Cibernética y Anti Terrorismo y el del Fiscal Especial Robert Mueller, que Trump impidió se difundiera al público.
Gabbard, desertora demócrata, dijo que tras la elección de 2016, el expresidente Obama convocó a una reunión de su equipo de Seguridad Nacional “del que resultaron cerca de 100 documentos fabricados sobre cómo Rusia habría tratado de influenciar el resultado de la elección”.
Gabbard dice que la investigación de Mueller costó 40 millones de dólares a los contribuyentes y -sin hablar de las verdaderas razones- solo asegura que el “golpe de 4 años consistió en 2 Impeachments” de los que fue absuelto por sus incondicionales republicanos bajo control.
Asegura que “cada miembro de la familia y excolaboradores de Trump fue perseguido, marcado, enfrentó demandas, investigaciones, fueron arrestados y encarcelados y enfrentan aun múltiples dificultades”, solo porque el expresidente Obama y su equipo no estaban conformes con que el pueblo estadounidense eligiera a Donald Trump en 2016.
Entre los funcionarios de Obama que mencionan aparecen James Clapper, ex director nacional de Inteligencia; John Brennan, ex asesor nacional de Seguridad; Susan Rice; John Kerry; la exprocuradora Loretta Lynch; James Comey y Andrew Mc Cabe, exdirectores del FBI,
La información difundida y destacada por la directora de Inteligencia, Tulsie Gabbard, fue más rápidamente difundida por los medios de comunicación rusos que por medios estadounidenses.
Después de todo, como dicen los analistas,, “las elecciones tienen consecuencias”, y con tanto resentimiento y poder absoluto es casi imposible esperar que no se sacie la sed de venganza.