El 90% de avance en las negociaciones, que reporta el secretario de Economía, para evitar esa carga arancelaria adicional por parte de Estados Unidos no deja de ser un buen deseo mientras no dicte la orden de cancelación el propio Trump
Cómo planear a largo plazo cuando la próxima semana el gobierno de Donald Trump puede aplicar aranceles generales de 30% a las exportaciones mexicanas.
El 90% de avance en las negociaciones, que reporta el secretario de Economía, para evitar esa carga arancelaria adicional por parte de Estados Unidos no deja de ser un buen deseo mientras no dicte la orden de cancelación el propio Trump.
Por supuesto que Marcelo Ebrard tiene el pulso de la negociación y seguro que por lo que escucha de sus contrapartes se puede entender ese optimismo de estar tan seguro de que el acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, va a superar los aranceles del jueves y va a sobrevivir a su revisión el próximo año.
La ventaja que ve el funcionario federal es que a la par que se busca evitar el aumento arancelario tras los 90 días dados de gracia a México a partir de 1 de agosto, es que los temas que ahora se zanjan son un avance en la negociación del propio acuerdo comercial trilateral.
Esto es, si se logra un acuerdo aplicable a partir del 29 de octubre, se puede mantener ese principio en la revisión prevista para el T-MEC del próximo año.
Los incentivos para Estados Unidos de preservar una mejor relación comercial en el bloque norteamericano vienen de su propio mercado interno.
Ya se resienten las presiones inflacionarias derivadas de los aranceles a las diferentes regiones del mundo y el argumento de que cada arancel es una defensa de la soberanía estadounidense no convence a los consumidores que ven un incremento en los recibos de compra.
China es el gran antagonista comercial de Estados Unidos porque su poderío iguala a las dos economías, mientras que, hacia el norte y el sur de sus fronteras, Estados Unidos mantiene ventajas de presión que le permiten marcar sus condiciones.
Para que el gobierno mexicano se sienta tan confiado de que puede preservarse un acuerdo comercial trilateral es porque hay la certeza de que quedarán incorporados y aceptados los asuntos no comerciales que el gobierno de Trump ha impuesto como condiciones para mantener la unidad.
Combate al narcotráfico y controles migratorios, como los ejes no relacionados con las actividades comerciales y barreras a las importaciones chinas que ahora mismo se cabildean en el Congreso mexicano.
La falta de claridad sobre el futuro comercial de México con Estados Unidos dificultará el flujo de las inversiones y hará inevitable lo que ahora confirman los datos económicos con una caída importante de las actividades secundarias.
Resulta paradójico que la estabilidad de largo plazo de la economía mexicana la hayamos depositado en la voluntad de un solo hombre, mientras de manera interna parece que se hace todo lo posible por minar la confianza empresarial.
Cierto que pende la amenaza arancelaria de Donald Trump, pero tampoco genera confianza ver la manera como el régimen se apropió del Poder Judicial y limitó los derechos defensa ante las decisiones del Estado a través de modificar la Ley de Amparo.
Tampoco ayuda ver el correcto endurecimiento de los mecanismos de fiscalización, cuando más demuestran su descaro los integrantes del régimen ante los cada vez más evidentes actos de corrupción.
El 90% de avance en las negociaciones, que reporta el secretario de Economía, para evitar esa carga arancelaria adicional por parte de Estados Unidos no deja de ser un buen deseo mientras no dicte la orden de cancelación el propio Trump.
