Mañana mismo Agustín Carstens estará a bordo de un avión que lo llevará a Europa, tras alguna conexión en París o Ámsterdam llegará a Basilea, Suiza, donde el jueves debe estar sentado tras su nuevo escritorio de titular del Banco de Pagos Internacionales. Mientras tanto, acá en México seguirá la interrogante respecto a quién ocupará … Continued
Mañana mismo Agustín Carstens estará a bordo de un avión que lo llevará a Europa, tras alguna conexión en París o Ámsterdam llegará a Basilea, Suiza, donde el jueves debe estar sentado tras su nuevo escritorio de titular del Banco de Pagos Internacionales.
Mientras tanto, acá en México seguirá la interrogante respecto a quién ocupará su lugar como gobernador del banco central.
Los tiempos políticos del PRI se juntan con la decisión de a quién sentar en la principal silla del Banxico. Y si bien el banco central puede funcionar con total normalidad con cuatro de sus cinco tomadores de decisiones, lo cierto es que una institución tan importante merece mandar la señal de respeto a su estructura.
Si con Salinas de Gortari se hacían bolas, con Peña Nieto se despistan y no porque no vaya a ser ungido el que de hecho cuenta con aclamación general, sino porque no le toca a los elfos hacer la tarea que solo le toca a Santa Claus.
Por lo pronto, con el escenario que nos amanecemos esta semana es que el próximo domingo 3 de diciembre, por ahí de las 11 de la mañana, se levanta la capucha del tapado y a partir de ahí se destrabaría el tema de la designación presidencial del integrante que le faltará a la Junta de Gobierno del Banco de México.
El proceso legislativo, que compete solamente al Senado, será rápido porque este tema sí está en el interés de los principales actores políticos. Así que es posible que durante la primera semana de diciembre puedan estar los cinco integrantes de la Junta de Gobierno a la mesa.
Ya sea con la plantilla completa o con solo cuatro y con Roberto del Cueto con voto de calidad en su carácter de gobernador interino, el 14 de diciembre deben tomar la última decisión de política monetaria del año y esta debería ser un incremento de un cuarto de punto a la tasa de interés de referencia.
Para ese día conoceremos ya el reporte inflacionario de noviembre y por el adelanto quincenal habrá razones suficientes para que la política monetaria se restrinja más.
Además de esa poderosa razón interna, que es una inflación todavía no controlada, hay un argumento externo contundente para que suban la tasa de interés por lo menos a 7.25 por ciento.
Un día antes el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos habría decidido un aumento de un cuarto de punto en su tasa interbancaria.
Así que es prácticamente un hecho que el Banco de México termina el año con un incremento al costo del dinero y esa podría ser la primera decisión que deba comunicar el nuevo gobernador del Banxico.
Es precisamente la labor de comunicar y convencer lo que hace del gobernador del banco central una tarea tan especial que supera las simples habilidades en materia monetaria.
Por eso no es poca cosa que quien quede al frente del Banco de México sea un buen orador, un buen vendedor y un seductor. Porque una parte elemental de la labor de los banqueros centrales no es nada más ser eruditos en su materia, sino ser fascinantes con el resto de los actores de la economía para que les crean y se sumen a su causa de no presionar los precios.