Ya sólo falta que se decrete que la selección de Estados Unidos empezará los partidos con 25% de goles a su favor
No sólo en el amor, en cualquier actividad humana la incertidumbre es una contrariedad que impide proceder con seguridad. La incertidumbre, lo escribió Gonzalo Curiel en su canción, es cruel, también es inhumana. El sustantivo que denota indecisión y duda, al parecer, después de la palabra arancel, es el favorito del Monstruo Anaranjado de la Casa Blanca, alias Donald Trump . Cuando menos de eso da la impresión.
Al principiar su mandato don Donald anunció que Estados Unidos cobraría 25% de aranceles a sus vecinos México y Canadá y 10% a su rival geoestratégico China. Luego, sucedió algo poco usual en la cabeza que sostiene su enmarañada cabellera, reflexionó y alargó el plazo tarifario hasta el 3 de marzo.
El pasado 3 de marzo, el ego sobre el que gira el Universo, decidió la entrada en vigor de los anunciados aranceles. Pero, quiero creer que algunos consejeros o líderes empresariales a los que todavía, por conveniencia, escucha y, algunas veces, por interés, hace caso, le hicieron ver que con la medida arancelaria el neoyorkino se daría un balazo en su anaranjado pie. Entonces, cambió de opinión, pospuso el tan anunciado cobro para el 2 de abril y con eso nos hizo caer en un incómodo —por decir lo menos— estado de incertidumbre.
La agudizada autoestima de Trump, aquella que, en opinión del escritor Aaron James , lo hace demostrar sin descanso, a los ojos de los demás que es “el más grande”, “el mejor”, el que tiene “el pulso más firme” lo convierte en un gran embustero capaz de contradecirse así mismo de un día para otro. Esta característica de su megalómana personalidad, avezada para engañar a todas las personas una parte del tiempo, a algunas todo el tiempo, pero incapaz de engañar a todas todo el tiempo, como dijo Abraham Lincoln , es la que ha provocado la incertidumbre en la que hoy vivimos.
El pasado martes el farsante neoyorkino manifestó que dio “un pequeño respiro” en la imposición de 25% en aranceles porque “quería ayudar a México y Canadá” (…) “Pensé que sería justo, así que les di un pequeño respiro durante este corto periodo de tiempo. Y quería ayudar a los fabricantes de automóviles estadounidenses, hasta ese día, cuando todo se vuelva recíproco. Lo que ellos nos cobren, se los cobramos. Es un gran acuerdo”. También en Washington la incertidumbre hace aire. ¿Un mes para cambiar de país toda la industria automotriz gringa?
Lo que Trump llama aranceles recíprocos, son lo contrario de los unilaterales que él se sacó del forro de sus anaranjados testículos. Es decir, si los productos de un país son gravados al entrar a Estados Unidos, ese país tiene el mismo derecho de gravar los productos estadounidenses que entren a su territorio. Sin olvidar que los productos estadounidenses exportados a Canadá y a México y viceversa que cumplan con los requisitos del T-MEC entran en los tres países sin pagar impuestos.
En otro orden de delincuentes, Donald Trump recibió en la Casa Blanca al presidente de la FIFA, Gianni Infantino , investigado por la justicia Suiza, para ponerse de acuerdo sobre la organización de la Copa Mundial de Futbol que se jugará en Estados Unidos, Canadá y México. El “nalgas prontas” de Trump firmó un decreto que crea un grupo de trabajo de la Copa Mundial 2026 que él presidirá con el apoyo de Infantino que tiene una proclividad crónica por los dólares.
Otra vez la unilateralidad de sus anaranjados genitales. Si el Mundial va a jugarse en los tres países, debería de considerar a México y Canadá y no mostrarles más desinterés que el que le manifestaron Velasco, Adán Augusto, Monreal y Andy, a la presidenta el domingo pasado.
Ya sólo falta que se decrete que la selección de Estados Unidos empezará los partidos con 25% de goles a su favor.