México perdió la oportunidad de dejar de perder dinero de una forma decorosa, con el pacto que le proponía la OPEP+, pues pudo haber parado la producción de algunos de los pozos que hoy pierden con estos precios de mercado
Digan lo que quieran del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pero es un tipo que sabe detectar dónde hay una oportunidad de negocio y la aprovecha.
Y cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se montó en su macho nacionalista de querer llevar a México a la cuarta transformación con petróleo y se negó a pactar la cuota exigida por el resto de los países productores de hidrocarburos, Trump de inmediato vio la oportunidad.
El escenario de México en materia de los costos petroleros no es muy diferente al de Estados Unidos. El agotamiento de los pozos privilegiados, como Cantarell en la Sonda de Campeche, hace que la extracción de petróleo tenga diferentes costos, algunos muy elevados.
México perdió la oportunidad de dejar de perder dinero de una forma decorosa, con el pacto que le proponía la OPEP+, pues pudo haber parado la producción de algunos de los pozos que hoy pierden con estos precios de mercado.
Así Pemex, la empresa petrolera más endeudada del mundo, pudo haber frenado esas pérdidas. Pero no, la corta visión, con clara apariencia de ceguera, de la 4T hizo que alguien más tomara esa oportunidad y ese fue Donald Trump.
Aquí está el gran negocio de Trump: al interior de la OPEP+ queda como el héroe que salvó el acuerdo global de recorte petrolero más importante de la historia. Hacia dentro de su país puede formar a los productores privados y elegir a su gusto al que le quiera vender el favor de dejar de producir petróleo en sus pozos más caros, como los de shale gas, que pueden tener costos de extracción de más de 30 dólares por barril.
Y con el presidente Andrés Manuel López Obrador deja una deuda pendiente, un favor que va a cobrar. Porque como dicen allá “there’s no free lunch”.
¿Cuándo viene el cobro del favor por parte de Trump a López Obrador? ¡Pronto!
Si la pandemia lo permite, Estados Unidos tendrá elecciones presidenciales el 3 de noviembre y Trump busca la reelección.
En las elecciones pasadas la clase política mexicana se la jugó con Hillary Clinton, desde el gobierno federal hasta los legisladores que agarraban de piñata a Donald Trump en sus posadas.
Pero ese pragmatismo de Trump lo hizo aparecer en Los Pinos, con el presidente Peña Nieto, en una visita sorpresa que fue uno de los últimos clavos del PRI en las elecciones.
En ese momento, Trump se salió con la suya y eso que México no le debía absolutamente nada. Pueden imaginar de lo que es capaz con la cantidad de facturas por cobrarle a la 4T que hoy tiene, entre ellas ese gran “favor” de completarle los recortes petroleros que quería el mundo.
No tendrá ningún remordimiento Donald Trump en pedir a López Obrador un respaldo abierto e incondicional de su candidatura presidencial y que, si quieren piñatas para sus fiestas, éstas sean de Joe Biden.
El gobierno mexicano estará comiendo de la mano del republicano durante estos difíciles meses de recesión y unas porras de la 4T a su reelección serán parte del cobro de favores que seguramente hará Donald Trump a López Obrador.