Este episodio también le enseñó a Andy que con la presidenta no cuenta, porque cuando le preguntaron sobre la carta, se concretó a decir: No voy a entrar en debate
En nuestra vida hay viajes que nunca vamos a olvidar. Por ejemplo, ese viaje en el que conocimos el mar, o cuando nos subimos por primera vez a un avión… o quizá ese viaje en el que conocimos lo que significa la frase: “amor de verano”.
Un viaje que sin duda marcó a Andrés Manuel López Beltrán (Andy, para los cuates), hijo del expresidente López Obrador, es el que hizo recientemente —con sus propios recursos— a Japón. Debido a la avalancha de críticas, decidió dar explicaciones al pueblo bueno. Y como buen hijo de la 4T, lo hizo en cuatro puntos, con tono solemne y una dosis de desdén al estilo de casa:
1. Dijo que avisó verbalmente a la presidenta de Morena que se iría de vacaciones.
2. Que voló en una aerolínea comercial con escala en Seattle.
3. Que no usó avión del Ejército ni se hospedó en hoteles de 50 mil pesos, sino de apenas 7,500 diarios.
4. Que los verdaderos corruptos son los que lo critican.
Todo muy sobrio… Todo muy austero.
Todo muy… ¿coherente?
La carta es tan reveladora por lo que dice como por lo que asume:
Que con avisar de palabra ya se justifica una salida internacional de un alto perfil político.
Que pagar 7,500 pesos diarios en un hotel es muestra de humildad juarista.
Que quien cuestiona el uso de recursos, coherencia y mensajes públicos es parte del “hampa del periodismo”.
Y ojo: no se trata de satanizar que alguien se tome vacaciones. Todos las necesitamos, especialmente si se han enfrentado a las extenuantes jornadas de… ¿ser hijo del expresidente? ¿Perdón, de trabajo?
El problema no es el viaje. Es el discurso.
Porque mientras una parte importante de los habitantes del país vive con menos de 300 pesos diarios, justificar gastos de hotel equivalentes a una quincena obrera como si fueran “modestos” es una bofetada a millones de mexicanos.
Porque cuando la crítica periodística se trata como crimen organizado, como lo hizo López Beltrán en su comunicado, lo que se revela no es dignidad, sino intolerancia.
Porque cuando se usa la figura de Juárez para justificar el confort, estamos ante una nueva forma de traición: la del cinismo disfrazado de moral.
López Beltrán dice que aprendió desde niño que el poder es humildad.
Pero la humildad no se mide en cuartos estándar ni en escalas de vuelo. Se mide en la capacidad de reconocer privilegios sin disfrazarlos de principios.
Lo que yo veo en todo este episodio de López Beltrán es a un florero de la 4T, al que nadie “pela”. Porque, dígame usted: ¿hizo falta en la reunión del Consejo de Morena que dejó tirada? No. De no ser por las fotos que se filtraron, nadie estaría hablando en este momento de él.
Este episodio también le enseñó a Andy que con la presidenta no cuenta, porque cuando le preguntaron sobre la carta, se concretó a decir: No voy a entrar en debate.
Pero, por favor: que alguien le explique que calladito se ve más bonito.
EN EL TINTERO
Lo primero que debe hacer la comisión para la reforma electoral es revisar el financiamiento a los partidos políticos. Porque si les alcanza para pagar sueldos a sus dirigentes, para que viajen a Japón… les estamos dando demasiado.
Dame tu opinión:
[email protected]
@mcamachoocampo