El secretario de Hacienda es un ciudadano sin militancia y con amplia experiencia política y técnica en áreas diversas como la social y la económica. Andrés Manuel López Obrador no tiene ninguna información privilegiada, lo que tiene es temor de que le pongan enfrente a un candidato verdaderamente competitivo como José Antonio Meade Kuribreña. Con … Continued
El secretario de Hacienda es un ciudadano sin militancia y con amplia experiencia política y técnica en áreas diversas como la social y la económica.
Andrés Manuel López Obrador no tiene ninguna información privilegiada, lo que tiene es temor de que le pongan enfrente a un candidato verdaderamente competitivo como José Antonio Meade Kuribreña.
Con sus mejores técnicas goebbelianas, el eterno candidato Andrés López ha sumado a la simplificación aquella de la mafia del poder al secretario de Hacienda y de hecho lo ha destapado como el candidato del PRI a la Presidencia.
Sabe el dueño de Morena que con Meade necesita más tiempo para bombardear a un personaje con capacidades y credenciales reales para ser opción presidencial.
Subir al ring a estas alturas, de esa manera, a José Antonio Meade es un gran favor que le hacen al titular de Hacienda, porque esa es la orden de ataque a las tropas lopezobradoristas para buscarle muertos en el clóset.
El complot que imagina López sobre el futuro de Meade es que será el candidato del PRI en conjunto con el PAN y que este último partido nombrará un candidato a modo para apoyar al secretario de Estado.
Otra vez, no es su imaginación o su información, es la estrategia propagandística que inventaron los nazis. En algo tiene razón Meade, podría ser un buen candidato del PRI o del PAN, incluso de una alianza con el PRD.
Es un ciudadano sin militancia y con amplia experiencia política y técnica en áreas tan diversas como la agenda social, las relaciones exteriores y la economía. Tiene buena relación con todas las fuerzas políticas.
Ya que López hizo su destape, vale decir que José Antonio Meade se aprecia como una muy buena alternativa para ser presidente de este país, a la cabeza de un proyecto amplio que puede superar siglas partidistas y que abarque muchas visiones políticas.
El personaje tiene un nivel bajo de conocimiento, pero eso es superable mientras no tenga un elevado número de negativos. En el caso de Meade, la paradoja es que sus principales opiniones en contra se desprenden de su actual labor como secretario de Hacienda.
No son muchos los que entienden el valor de haber emprendido una corrección de las finanzas públicas del tamaño de lo hecho por Meade, no es fácil explicar que una economía tan petrolizada en sus ingresos fiscales ha sobrevivido y ha cambiado sus fuentes de ingreso de manera notable.
Hacienda es, en el discurso del lugar común, la responsable del gasolinazo, del aumento de los impuestos, de la baja en la actividad económica y hasta de la inflación y la devaluación. Rásquele un poco y podrían ser los causantes de la derrota de la selección mexicana ante Alemania, en fin.
El tono elegido por López Obrador para la campaña del 2018 será el mismo que ha usado desde principios de siglo: la descalificación y la apuesta por el carisma. Meade no es histriónico como López, no se le da eso del populismo, por lo que habría que posicionar esa posible candidatura de otra manera.
Ahora, como lo dije al principio, López Obrador no tiene información privilegiada. Tiene miedo de enfrentar a un candidato de la calidad técnica, política y moral de José Antonio Meade.
Pero ese mismo temor lo tienen aquellos que dentro del propio PRI se sienten con posibilidades de aspirar a la candidatura, por lo que se puede destapar el fuego amigo, para Meade o para cualquier otro.
Por lo pronto, apunte una fecha clave para cualquier aspiración de Meade: el 8 de septiembre. Ya hablaremos de ese día y el presupuesto del 2018.