Cuando en México, el banco central (Banxico) era una oficina más, dependiente de la presidencia y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la política monetaria era un accesorio a los planes del presidente en turno. Y no importaba si al frente del Banxico estuviera un genio, al final se hacía lo que dictaba … Continued
Cuando en México, el banco central (Banxico) era una oficina más, dependiente de la presidencia y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la política monetaria era un accesorio a los planes del presidente en turno.
Y no importaba si al frente del Banxico estuviera un genio, al final se hacía lo que dictaba el señor presidente. Y así nos fue.
Con el banco central gozando de autonomía, hemos podido ver cómo un presidente y un secretario de Hacienda, Calderón y Carstens, se enfrentan con un gobernador del Banco de México, Ortiz Martínez, por desacuerdos sobre el nivel que la autoridad monetaria consideraba prudente mantener para el costo del dinero.
Siempre será más fácil una relación entre dos que entre 20, que es lo que tiene que hacer el Banco Central Europeo (BCE). Es una sola institución para coordinar a 19 integrantes de un esquema de moneda única.
Tiene realmente muy pocos años que los países renunciaron a sus monedas locales para integrarse bajo el esquema de la autoridad monetaria única, todo con el objetivo de presentar un mejor frente de competencia financiera ante el dólar de Estados Unidos y el yen japonés.
Todo un híbrido monetario que reunió en un mismo instrumento lo mismo a la peseta española que al florín neerlandés, o la dracma griega con el marco alemán.
La disparidad económica del bloque ha perpetuado una crisis de crecimiento que va para 10 años que se agravó. La salida fiscal está cancelada por los excesos en esa materia cometidos tras la gran recesión del 2008 y la puerta monetaria es la salida que intentan en el bloque.
Pero es evidente que la disparidad económica hace que lo que parece convenir a unos es un lastre para otros. Los estímulos monetarios pueden venir muy bien a naciones como España, que enfrentan elevadas tasas de desempleo, pero afectan a países como Alemania que además del pleno empleo tienen tasas de crecimiento elevadas.
Las críticas de la semana pasada del ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, a la manera de conducir el BCE por parte de Mario Draghi no son sino una muestra más de la discrepancia entre el país fuerte y el resto de los socios.
No es sensato mantener tanto tiempo las tasas tan bajas, asegura Alemania. Cuando se ataca la credibilidad de un banco central se retrasan los resultados, responde Draghi.
La política monetaria que sigue el banco central de Europa está frenando a Alemania, pero el instituto monetario debe pensar en los otros 18 hermanitos menores. Por lo tanto, tiene que defender con todo su autonomía.
Alemania avaló la creación de un banco central autónomo y hoy no puede ir en sentido contrario. Y tampoco puede hacer berrinches como los ingleses y amenazar con su salida. En todo caso, deberá encontrar otras formas de hacer política para influir en las decisiones monetarias.
Al final del día, el principal beneficiado con tener todo ese cuerpo de la unión monetaria europea será Alemania, que tiene un mercado nativo para sus productos y fuerza laboral para aumentar sus exportaciones.
Debe privar más la disciplina teutona que un sentimiento de superioridad económica.