La irrupción de García Harfurch en el escenario electoral obligaría a la oposición a cerrar filas y postular a su cuadro más competitivo
Rosa Icela Rodríguez cuenta con la simpatía de un amplio sector de la cúpula morenista y, sobre todo, el cariño presidencial. Aunque su anhelo por convertirse en jefa de Gobierno de la Ciudad de México —dicen sus cercanos—, la prioridad es la “continuidad con cambio” definida en Palacio Nacional.
La secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana es probadamente leal. Y con dignidad declinó las opciones que surgieron hace dos meses. Ser huésped temporal del Palacio del Ayuntamiento o en Bucareli sería su destino, si el presidente lo requería…
Ariadna Montiel también forma parte del primer círculo lopezobradorista. Desde sus épocas estudiantiles ha sido militante de la izquierda (en el PRD fue sucesivamente secretaria de los Jóvenes, de Finanzas y de Relaciones Políticas) y en el GDF estuvo al frente de la Red de Transporte Público hasta el 2012 cuando comenzó una carrera legislativa que la llevó a la ALDF (2015) y enseguida, hasta San Lázaro… antes de incorporarse al gabinete de la Cuarta Transformación.
Del primer grupo parlamentario de Morena en San Lázaro también formaron parte Luisa María Alcalde, Delfina Gómez, Rocío Nahle, Rodrigo Abdala, Alejandro Armenta y Cuitláhuac García. La siguiente generación de líderes izquierdistas tomaría la estafeta.
En vísperas del 2024, es necesario recalcular todas las previsiones. El partido gobernante tendrá que echar mano de sus mejores cartas para derrotar al bloque opositor conformado por el PRI, el PAN y el PRD. La elección presidencial será un volado, por mucho que pregonen en el Salón Tesorería. Y la Ciudad de México —por mucho que en el Frente Amplio digan lo contrario— también es un escenario de alta competitividad, donde la victoria dependerá, en gran medida, de la selección del candidato.
Si la tómbola morenista —léase la instrucción superior de Palacio Nacional—definiera que Morena debe postular a una mujer en la capital de la República, debe considerarse en primer plano a la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, quien al igual que la titular de la Secretaría del Bienestar, han trabajado intensamente en su posicionamiento. Rosa Icela cesó en esas pretensiones, desde hace dos meses.
En la disputa por el control de la Ciudad de México, Morena analiza perfiles. Las mujeres llevarían mano. Pero entre la lealtad y la rentabilidad electoral, los estrategas de Palacio Nacional han comenzado a valorar a los aspirantes. Las tres aspirantes mencionadas al inicio de este texto, sin duda. Pero en las semanas recientes están revisando al senador Ricardo Monreal y el secretario de seguridad pública capitalina, Omar García Harfurch.
El Frente Amplio por México también evalúa a sus aspirantes. Las mediciones marcadamente apuntan a Santiago Taboada, alcalde panista de Benito Juárez, tras del descarte anticipado de Xóchitl Gálvez.
La irrupción de García Harfurch en el escenario electoral obligaría a la oposición a cerrar filas y postular a su cuadro más competitivo.
En caso de que las cúpulas partidistas optaran por mujeres, allí están Lía Limón, alcaldesa de Álvaro Obregón; la diputada federal Cinthya López y Mariana Moguel, exdiputada local, hija de Rosario Robles.
¿Y Lázaro Cárdenas Batel? En Movimiento Ciudadano apuestan a Salomón Chertorivsky o Patricia Mercado… ambos, con nexos con un ala izquierdista sin base social.