Jefe, por herencia del Grupo Atlacomulco, Alfredo Del Mazo quiso llegar fortalecido a su quinto informe de Gobierno. La liturgia de la clase priista en el Estado de México marca ese evento como antecedente inmediato del destape del sucesor.
Nada que le hiciera sombra. Sus estrategas —dirigidos por Francisco Sarmiento Pérez— poco podían hacer para frenar la ofensiva morenista, declarada apenas si habían concluido los cómputos de las elecciones del pasado 6 de junio: instaurar la democracia.
La defensa del último bastión priista requiere de arrojo. Y el coordinador de la bancada tricolor en el Congreso, Elías Rescala, fue uno de los primeros voluntarios para realizar esa faena. En la Plaza de los Mártires tenían otros datos y el joven político originario de Huixquilucan debió suspender indefinidamente su recorrido estatal de posicionamiento. El Ejecutivo mexiquense ni siquiera lo incluyó en la cuarteta oficial de aspirantes consensuada con Alito Moreno.
Rescala quiso salir al paso de su colega, Enrique Vargas del Villar, exalcalde de Huixquilucan y carta fuerte del blanquiazul, en caso de que por género, la alianza PRI-PAN-PRD se decidiera por un candidato. Para enfrentar a Delfina, el jefe político del priismo mexiquense ya seleccionó a Alejandra del Moral, actual secretaria de Desarrollo Social.
El salario rosa —invento de Alejandra Sota, instrumentado por Sarmiento—, otra vez será el sostén de la campaña por la gubernatura. Ernesto Nemer quiso articular a las fuerzas vivas del partido, pero Del Mazo volvió a mostrar su estilo. Y sin miramientos, ordenó el relevo en la Secretaría de Gobierno, sin importar la experiencia o los lazos familiares del funcionario destituido.
Entre los delmacistas, el mensaje quedó claro: dar aviso de una aspiración no implica tener autorización. ¿Y esa regla debían asumirla Ana Lilia Herrera y Laura Barrera Fortoul? Ambas, diputadas federales. Una respaldada por Arturo Montiel y otra por Enrique Peña Nieto.
Herrera registra mejor en las encuestas. Barrera concita la unidad de las figuras más conspicuas del Grupo Atlacomulco. Y Del Moral tomó las riendas del programa Familias Fuertes. El aparato gubernamental está alineado y los detractores de la secretaria de Desarrollo Social se quejan por lo que consideran promoción anticipada: más de 300 espectaculares en las principales vialidades de la entidad con su rostro, en los que sus promotores habrían gastado más de 50 millones de pesos.
Ni Rescala ni Nemer objetaron las decisiones de Del Mazo. Herrera, por el contrario, desde hace dos semanas decidió no participar más en “eventos de la unidad” –entre ellos, un desayuno convocado por el exgobernador Montiel y otro, una cena con Del Moral y con la secretaria del Trabajo, Martha Hilda González Calderón—, molesta por la presentación del encuestador Rodrigo Galván antes los diputados mexiquenses, que pareció premonitoria: la secretaria de Desarrollo Social es la mejor perfilada para la candidatura. Sola o con alianza es la rival más competitiva, frente a Delfina Gómez.
Con una propuesta originario del Valle de México, Del Mazo llega a plenitud a su quinto informe. A partir de ahora comienza la etapa decisiva.
Efectos secundarios
TRANSPARENTES. Excandidata presidencial e integrante de los dos gabinetes panistas, Josefina Vázquez Mota llegó al Senado de la República después de haber competido por la gubernatura del Estado de México, en 2017. En esa campaña, la estratega delmacista, Alejandra Sota, esparció rumores que afectaron su imagen. En la definición de la candidata aliancista, Vázquez Mota registra en las encuestas, pero la senadora recientemente reveló su experiencia como paciente de una enfermedad rara, de la cual fue diagnosticada apenas en marzo pasado. El pasado 7 de septiembre, en el Senado de la República, legisladoras y especialistas resaltaron la importancia de contar con recursos suficientes para atender a los pacientes. Se calcula que existen cerca de 7,000 enfermedades raras, aunque en México solo se reconocen veinte.