La suerte parecía echada cuando García —en un videomensaje difundido una hora antes de la sesión electiva— que tres de los cuatro involucrados irían juntos, contra Armenta
Gabriel García presume en sus redes sociales de contar con el respaldo de la maestra Ifigenia Martínez. Y desde hace dos semanas —sin mayores méritos o experiencia, salvo su cuestionado paso por Palacio Nacional— convocó a construir los consensos que impidieran una ruptura dentro de la bancada morenista en el Senado de la República.
Higinio Martínez ya había perdido la candidatura en el Estado de México. Y con el aval del líder morenista en la Cámara Alta, Ricardo Monreal, aceptó ser actor en el esfuerzo de una candidatura única para la vacante que dejaría Olga Sánchez Cordero.
El candidato oficial del monrealismo, Alejandro Armenta, tenía 35 votos seguros, de 65 posibles. José Narro Céspedes quiso encabezar a los puros y en el camino debió reducir la marcha, víctima de la feroz guerra sucia.
En la víspera entre la minoría se construyó el consenso para evitar que los monrealistas tomaran vuelo, en el cierre del sexenio. Y en Palacio Nacional hubo señales indudables de que el exgobernador de Zacatecas es non grato.
La suerte parecía echada cuando García —en un videomensaje difundido una hora antes de la sesión electiva— que tres de los cuatro involucrados irían juntos, contra Armenta.
Y luego del desaire del gabinete de seguridad del pasado martes, Higinio encabezaría —más a fuerzas que por convicción— la apuesta purista. Aunque los cuatro aspirantes dieron un espaldarazo público al liderazgo de Monreal.
“Alejandro nunca se ha reunido con AMLO, nunca lo ha visto”, insistió García antes de declinar. “Higinio es la propuesta de consenso; la Cuarta Transformación debe mandar un mensaje de unidad e Higinio va a ayudar más por su interlocución con las fuerzas políticas”.
Los puros hicieron cuentas alegres. Y Monreal chamaqueó a los emisarios de Claudia Sheinbaum —García y César Cravioto— quienes tardaron en descubrir a quienes votaron por el senador poblano después de la declinación de Narro. Tan tardaron en entender que Higinio nunca se enemistó con Monreal.
El exgobernador zacatecano logró el respaldo de su bancada pero perdió el control de la Junta de Coordinación Política.
Monreal, en todo caso, fue víctima de su propia eficiencia. Y es que los coordinadores del bloque de contención contemplaron el peor escenario para Monreal: que los puros decidieran irse por la libre en la junta previa del Pleno.
Monreal mantuvo la coordinación de la bancada. Y también, el veto de Palacio Nacional. Morena no se quebró ayer en el Senado de la República, pero en primera instancia fue incapaz de asegurar los votos suficientes para la planilla encabezada por Alejandro Armenta. Los votos nulos del Grupo Plural y una decena de papeletas en blanco —de senadores de todas las bancadas, incluido Morena— no estaban siquiera contemplados en los escenarios de la mayoría, que no alcanzó 60 votos a favor en la ronda anulada.
La última sesión de Olga Sánchez Cordero como presidenta de la Cámara Alta transcurrió a trompicones. Y con visos de ilegalidad. Esta vez, ni Arturo Garita ni José Manuel José del Río Virgen fueron expeditos para enmendar los gazapos de los parlamentarios.
La votación tuvo que repetirse. Apenas les quedaban 90 minutos para cumplir con el mandato constitucional.