La presencia del Ejército y la Marina en las calles es imprescindible para la seguridad de los mexicanos, aunque la izquierda distorcione su imagen
Con todo e impugnada en la Corte por Morena, PAN, PRD y MC la ley que regularía la labor de los soldados para preservar nuestra seguridad, es irrebatible que las Fuerzas Armadas son el único recurso con que cuenta el Estado para combatir a la delincuencia.
Y van ya 542 soldados muertos, muchos de manera alevosa como Miguel Vázquez, asesinado por la espalda por huachicoleros en el enfrentamiento de Palmarito (hace 17 meses), por el que sólo hay un detenido y es un soldado.
La presencia militar es imprescindible, tanto que el Presidente electo rectificó una de sus promesas de campaña, que era enviar a los soldados a los cuarteles, impulsando a la vez un proceso de amnistía y de reconciliación y paz.
—Como candidato, el 2 de junio, advirtió: “Regresaremos al Ejército a los cuarteles en la medida que se va profesionalizando a las policías, nos va a llevar seis meses para que las policías se hagan cargo de garantizar la seguridad de los mexicanos”.
—Como presidente electo, el 24 de agosto, anunció: “Tengo que informar con objetividad que no se podría atender el problema de la inseguridad y la violencia sin utilizar al Ejército y la Marina. Soldados y marinos no regresarán a sus cuarteles en un corto plazo”.
Sí, son los únicos que pueden salvarnos, pero es a los primeros a quienes caen encima las ONG’s, CIDH, CNDH… Si alguien pasa trabajos para cumplir con su deber en México, son los que el Presidente electo llama “pueblo uniformado”.
Y se entiende la supervisión: el poder de fuego y la condición de fuerza coercitiva pueden incitar a abusos. Pero 80 por ciento de los mexicanos piensa que Ejército y Marina deben vigilar las calles y carreteras, según encuesta del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública.
La ojeriza viene más bien de la izquierda trasnochada que pretende hacer ver a los militares mexicanos con el mismo prisma que a los del Cono Sur en algunos momentos de la historia reciente: un concepto absolutamente distorsionado.
Hasta utiliza el término “desaparecidos” para referirse a los delincuentes que, cuando se enrolan en el narcotráfico, no avisan dónde pueden ser localizados, ni nadie indica dónde pueden ser encontrados sus cuerpos cuando mueren en enfrentamientos.
Existen decenas de organizaciones que ponen lupa a los militares y enumeran los “desaparecidos” y el “aumento de asesinatos”, en la lucha del Estado en contra del crimen organizado, pero ninguna que supervise las prestaciones que deben recibir las familias de soldados caídos.
Es un sinsentido el tratamiento que reciben:
1.-El partido ganador los mantendrá en las calles
2.- El partido en el poder impugna su presencia en las calles.
De locos.