A seis meses de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa que, según la PGR, fueron asesinados y sus restos quemados hasta ser carbonizados, triturados y esparcidos en un río, la demanda de los deudos, representantes y colados continúa siendo la misma: que aparezcan vivos. Desconfían de la versión oficial, y algunas agrupaciones “solidarias” usan … Continued
A seis meses de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa que, según la PGR, fueron asesinados y sus restos quemados hasta ser carbonizados, triturados y esparcidos en un río, la demanda de los deudos, representantes y colados continúa siendo la misma: que aparezcan vivos.
Desconfían de la versión oficial, y algunas agrupaciones “solidarias” usan ese crimen atroz como argucia para tratar de impedir las elecciones.
Antes de que Jesús Murillo Karam afirmara la “verdad histórica”, una de las personalidades que ayer hablaron en la explanada de la Estela de Luz, el sacerdote Alejandro Solalinde, anticipó lo mismo: que los cadáveres habían sido “calcinados” (lo cual ofendió tanto a los padres que le impidieron oficiar misa en la normal rural).
Contra la descalificación de su trabajo, la PGR habla de 510 dictámenes periciales (en 26 especialidades), la consignación de 104 probables responsables (incluidos 48 policías municipales) y tener abiertas 25 averiguaciones.
La declaración ministerial del padre Solalinde contribuiría mucho a despejar dudas y pretextos…
(HASTA LA SEMANA DE PASCUA)