(primera parte) En esta entrega y la siguiente voy a contarles un cuento de política ficción que se titula como el encabezado de mi columna de hoy. Ahí les va: I .- El licenciado Isidoro Escamocha no recordaba un día más feliz en su vida como el de hoy. Ni siquiera cuando el Partido lo … Continued
(primera parte)
En esta entrega y la siguiente voy a contarles un cuento de política ficción que se titula como el encabezado de mi columna de hoy.
Ahí les va:
I .- El licenciado Isidoro Escamocha no recordaba un día más feliz en su vida como el de hoy. Ni siquiera cuando el Partido lo nombró candidato a la gubernatura, a pesar de que no cumplía con los requisitos legales de nacimiento o tiempo de residencia en la entidad.
Hoy, la felicidad superaba a la del domingo aquel en el que las urnas embarazadas, la operación Tamal y el regalo de las tarjetas canjeables por 300 pesos de mercancía en los Súper Abarrotes Semeaí hicieron posible su triunfo electoral, que no por “mínimo y discutido por los inconformes de siempre deja de ser democrático al 1,000%”, dijo Virgilio Moronga —su jefe de campaña.
Hoy es un día pletórico de bienaventuranza porque el presidente de la República, Facundo Mostaza, le dio el visto bueno al Programa Techo Sólido para Todos, que fuera la promesa del candidato Isidoro Escamocha y que será su obra máxima como gobernador.
El Programa Techo Sólido para Todos (Protesto, por sus siglas) consiste en la construcción de la Unidad Habitacional Los Camotes: 3,000 departamentos de interés social. Se construirá en 3 hectáreas de terrenos, otrora ejidales, y que a buen precio —para los adquirientes— compraron el gobernador actual y su antecesor Melquiades Machaca, a través de sus testaferros, no sin darles una untadita de manteca a los líderes agrarios y una paseadita por Madrid —eufemismo sinónimo de madriza, golpiza, tunda y felpa— a los renuentes. “Rompieron el diálogo y tuvimos que actuar” —declaró Ceferino Tolete, secretario de Seguridad Estatal, “habíamos sido tolerantes hasta excesos criticados”.
II .- Doña Virtudes Chiripa, primera dama del Estado, se reúne con su marido del que prácticamente está separada desde que, antes de que éste fuera gobernador, se enteró que tenía otra familia. Claro que esto no fue óbice para que aunque en habitaciones separadas y hablándose sólo lo indispensable, ambos vivan en Los Alcatraces, la casa de gobierno, y para que ella lo acompañe en uno que otro acto oficial, para cubrir el expediente.
A doña Virtudes le caracteriza su afán desmedido de participar en todo tipo de negocios lícitos o no tanto, propiciados por la presencia de su cónyuge en el poder. Por eso escucha con atención a Isidoro, que está exultante por la aprobación de Protesto por el primer mandatario. “Imagínate, mujer, los terrenos los compramos a 12.50 el metro cuadrado y ya autoricé que el Instituto Estatal de la Vivienda compre el metro a su precio actual, que es de 150 pesos; lo que significa que de entrada entre Melquiades y yo nos meteremos a la bolsa más de 4 meloncitos”.
“Ojalá y que sirvan para que los disfrutemos tu verdadera familia”, fue el comentario de la mujer.
Siempre sale con lo mismo, pensó Isidoro. Virtudes hizo una observación: “Oye, Isidoro, según yo Los Camotes están lejos de la ciudad. Allá íbamos con mis primas de día de campo”…
“Eso era cuando eras niña. La ciudad ha crecido mucho. Nada más en el sexenio pasado, cuando fui secretario de Gobierno de mi compadre Melquiades, se fraccionaron los ranchos de don Dimas Picocha y de don Abel Tiliches, para hacer la colonia Bosques del Desierto. ¿Qué no te acuerdas?”. Por supuesto que se acordaba, si nada más por un simple detalle que tuvo con Melquiades Machaca éste le regalo tres terrenos. El detalle era un secreto entre ella y el antecesor de su marido: cuando Isidoro fue en representación del gobernador a un acto en la capital, la comadre y el compadre tuvieron un acostón o le pusieron queso al mollete o el Chapo se metió al túnel. (Escoja el lector la frase que más le agrade).
III .- “Una obra de la magnitud que quieres viene costando entre 700 y 800 millones de pesos”, le informa el constructor Fito Pachocha a Isidoro Machaca, popularmente conocido en su estado como “el góber de las dos familias”.
“Digamos que como vamos a construir a precio alzado —le guiña pícaramente un ojo que su interlocutor capta y traduce como: ‘Tendrás que entrarle con el moche’— la Unidad Habitacional Los Camotes va a costar 1,000 millones de pesos, que fue lo que le pedí al señor presidente. Otra cosa, le dije al licenciado Mostaza que la obra tiene que estar lista antes de que él termine su sexenio, porque he soñado con que él la inaugure. Por ese motivo, la obra no será licitada. Me autorizó a adjudicarla directamente a mi amigo Fito Pachocha”.
“Isidoro —dice emocionado el constructor— de nueva cuenta tengo que agradecerte lo que haces por mí. ¿Sabes? He estado pensando en que tu otra familia vive en una casa muy chica”.
“Pues es lo que se estila, ¿qué no?”
“Creo que ellos merecen vivir en una zona residencial y en una casa de lujo como las que construí en Mansiones del Obispado. ¿Qué te parece? Es lo mejor, porque está al lado contrario de la casa que le dimos a tu primera familia”.
“Está bien, acepto, pero ésta no quiero que me la regales. La acepto sólo a préstamo. Te la devolveré el día que Segismundo, mi hijo de dos años, se case. continuará…