
Los mexicanos Carlos Aguiar y Francisco Robles serán parte del cónclave de 135 cardenales que elegirá al sucesor del papa Francisco
El papa Francisco, quien murió este lunes a los 88 años, dejó el legado de una Iglesia más universal, que representará a todos los rincones del mundo y no solo a Europa, con especial atención a países lejanos, tras el nombramiento del 80 por ciento de los 135 cardenales que formarán parte del cónclave que entrará en la capilla Sixtina para elegir a su sucesor.
Tras su último consistorio, el décimo de su pontificado, el colegio cardenalicio quedó compuesto por 252 purpurados, 135 de ellos menores de 80 años y por tanto electores, con lo que se estableció un nuevo récord, y será el más concurrido de la historia, ya que las normas decretan que sean 120 purpurados.
Pero se trata solo de un indicador aritmético porque los 110 cardenales nombrados por Jorge Mario Bergoglio no constituyen en modo alguno un cuerpo electoral homogéneo ni indican que el próximo pontífice seguirá siendo reformista.
Lo que sí muestran es una Iglesia con una mayor representación de países que hasta ahora no entraban en la Sixtina, como Mongolia, Lesoto, Albania, Timor Oriental, Tonga, Irán y Argelia.
Habrá 24 cardenales latinoamericanos posibles electores, aún lejos de los 55 europeos, pero aunque los italianos siguen siendo el grupo más numeroso de un futuro cónclave, su peso relativo ha disminuido con el paso de los años: eran 28 sobre los 115 que en 2013 eligieron a Jorge Bergoglio y hoy serían 18 sobre 141.
Durante su pontificado el papa argentino ha rediseñado la geopolítica eclesial: los europeos reducen su presencia a favor del resto de continentes, como el asiático, con 25 purpurados y el 18 por ciento del total, pero también crece África, con 18 electores.
El primer dato que salta a la vista es el considerable crecimiento del número de cardenales procedentes del continente asiático: habiendo permanecido prácticamente invariables en los 35 años que separan la elección del papa Wojtyla de la de Francisco, actualmente se han más que duplicado, pasando de 9 a 25.
El crecimiento del número de cardenales africanos también es evidente, pero más contenido, pasando de 11 a 18.
España es el tercer país en número de miembros del Colegio cardenalicio, con 13 cardenales, por detrás de Italia (48) y Estados Unidos (17), aunque, solo podrían participar y votar cinco, por tener menos de 80 años.
Son el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella; el arzobispo emérito de Madrid Carlos Osoro; el arzobispo de Madrid, José Cobo; el rector de los salesianos y pro-prefecto del Dicasterio para la Vida Consagrada, Ángel Fernández Artime, y Antonio Cañizares, Arzobispo emérito de Valencia.
Mientras que el ex presidente de la Gobernación vaticana Fernando Vérgez cumplió los 80 años el pasado 1 de marzo por lo que no entrará en la Sixtina.
Los cardenales latinoamericanos que entrarán en la Capilla Sixtina son los mexicanos Francisco Robles Ortega y Carlos Aguiar Retes; el cubano Juan de la Caridad García Rodriguez, el guatemalteco Alvato Ramazzini Imeri y el nicaragüense Francisco Brenes.
También cuatro argentinos: el prefecto del Dicasterio de la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel “Tucho” Fernández; el arzobispo de Córdoba, el jesuita Ángel Sixto Rossi; el arzobispo de Santiago del Estero, Vicente Bokalic y Mario Poli, arzobispo emérito de Buenos Aires,
Siete son los cardenales brasileños: João Braz de Aviz, Pedro Scherer, Orani João Tempesta, Leonardo Steiner, Sérgio da Rocha, Jaime Spengler y Paulo Zeza Costa.
Además del chileno Fernando Natalio Chomali – ya que el español Celestino Aos cumplió 80 años el 6 de abril – mientras que también se incluyen en la lista el ecuatoriano Luis Fernando Cabrera, el paraguayo Adalberto Martínez Flores, el peruano y arzobispo de Lima Carlos Castillo, y el uruguayo Daniel Fernando Sturla Berhouet.
Con información de EFE