El papa Francisco invitó a no olvidar la historia ni a los pobres, además de que rindió homenaje a las mujeres de Paraguay
El papa Francisco urgió a que no existan más guerras entre hermanos, durante su primer discurso frente autoridades políticas y diplomáticas en Paraguay.
Luego de dialogar de forma privada con el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, el papa dio su discurso en el jardín del presidencial Palacio de López, donde afirmó que un pueblo que olvida su pasado, su historia y sus raíces, es seco y no tiene futuro.
“La memoria, asentada firmemente sobre la justicia, alejada de sentimientos de venganza y de odio, transforma el pasado en fuente de inspiración para construir un futuro de convivencia y armonía, haciéndonos conscientes de la tragedia y la sinrazón de la guerra”, aseguró.
“¡Construyamos siempre la paz! También una paz del día a día, una paz de la vida cotidiana, en la que todos participamos evitando gestos arrogantes, palabras hirientes, actitudes prepotentes, y fomentando en cambio la comprensión, el diálogo y la colaboración”, invitó el papa Francisco.
Urgió a que, en todos los ámbitos de la sociedad, se vea potenciado el diálogo como medio privilegiado para beneficiar al bien común, partiendo de la base de la cultura del encuentro, del respeto y del reconocimiento de las diferencias y opiniones de los demás.
Recordó que, a lo largo de su historia, Paraguay conoció el “sufrimiento terrible de la guerra”, el enfrentamiento fratricida, de la falta de libertad y de la conculcación de los derechos humanos.
Sin embargo, destacó el sentido de superación de los paraguayos para reconstruirse ante tanta adversidad y continuar esforzándose por hacer una nación próspera.
Reconoció a los miles de paraguayos sencillos, ya que fueron y seguirán siendo verdaderos protagonistas de la vida de este pueblo, así como a las “madres, esposas y viudas cargaron sobre sus hombros, el peso más grande y supieron sacar adelante a sus familias y a su país”.
“Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América”, dijo el pontífice, saliéndose del guion del discurso.
Instó a colocar a los pobres y necesitados en un lugar prioritario del trabajo por el bien común, especialmente cuando en Paraguay se están realizando muchos esfuerzos para consolidar el progreso en la senda del crecimiento económico.
“Un desarrollo económico que no tiene en cuenta a los más débiles y desafortunados, no es verdadero desarrollo. La medida del modelo económico ha de ser la dignidad integral del ser humano, especialmente el más vulnerable e indefenso”, aseguró el papa Francisco.
“Que no cese el esfuerzo de todos los actores sociales hasta que no haya más niños sin acceso a la educación, familias sin hogar, obreros sin trabajo digno, campesinos sin tierras que cultivar y tantas personas obligadas a emigrar hacia un futuro incierto; que no haya más víctimas de la violencia, la corrupción o el narcotráfico”, exclamó.
El papa reafirmó el compromiso y la colaboración de la Iglesia Católica para la construcción de una sociedad justa e inclusiva, en la que se pueda convivir en paz y armonía, porque los obispos están llamando a preocuparse por el impulso de un mundo mejor.
“Cristo nos abre el camino de la misericordia, que asentado sobre la justicia, va más allá, y alumbra la caridad, para que nadie se quede al margen de esta gran familia que es el Paraguay, al que aman y al que quieren servir”, declaró.
Redacción
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