Extenuantes jornadas, control sobre vida privada y bajos salarios son parte del costo de la fama de las estrellas del pop de Asia
Se les conocen como “ídolos”, y su trabajo es “vender sueños”. Por décadas, las estrellas de Japón y Corea del Sur han sido la envidia de adolescentes y una fuente de sensación para la juventud.
Sin embargo, detrás del glamour, la lucrativa industria está llena de agencias con un puño de hierro. Recientes disculpas de la japonesa popular SMAP y la estrella taiwanesa Chou Tzuyu han puesto de manifiesto hasta qué punto tienen poder.
Las bandas de J-pop (como se conoce a la música pop japonesa) y la K-pop (la música pop surcoreana) son parte de una industria multimillonaria, la mayoría de sus estrellas son asalariadas y no ganan suficiente dinero.
También estas estrellas están sujetas a muy estrictas normas de conducta de “ídolos”. Por ejemplo, en Japón, muchos no pueden salir con nadie y, si desean casarse, requieren de permisos de las agencias.
La cláusula de “no citas” en los contratos se ha traducido, en algunos ídolos, en diversas demandas hacia los cantantes por romper dicha regla, siendo acusados de dañar su reputación.
Hace dos años, Minami Minegishi, de la popular girl band AKB48 se afeitó la cabeza y lloró en un video donde se disculpó de romper las firmes reglas de la administración de la agencia que las representa por pasar una noche con su novio.
En el video, Minegishi se expresó pidiendo disculpas, en medio de las lágrimas, señalando lo siguiente:
Soy Minami Minegishi, de Umeda Team B de AKB48.
Siento mucho haber causado tanta preocupación al resto de integrantes, a los fans, al equipo, a mi familia y a todas esas personas que hayan leído el artículo en la revista.
*Se inclina pidiendo perdón*
Como miembro de la primera generación de AKB48, grupo fundado en 2005, es mi responsabilidad comportarme como un buen ejemplo a seguir para las más jóvenes. Lamento profundamente lo que en esta ocasión he hecho. Fue un acto desconsiderado y olvidé que soy una veterana del grupo.
Me quedé en blanco y aún hoy sigo siendo incapaz de saber qué hacer. Pero después de haber visto la revista hace poco, sabía que tenía que hacer algo. He decidido afeitarme la cabeza sin consultar a otra miembro del grupo ni al equipo de mi agencia.
Aunque no creo que hacer esto haga que se olvide lo ocurrido, lo primero que se me pasó por la cabeza es “no quiero abandonar AKB48”. Aquí están mis amigas, y aquí ví crecer la flor de mi juventud. Para mí es impensable abandonar el grupo al que pertenezco, con tantos seguidores de lo más increíbles y encantadores.
Entiendo que es hacerse demasiadas ilusiones, pero si fuera posible, me gustaría seguir siendo Minami Minegishi de AKB48.
Todo esto es culpa mía.
Lo siento de veras.
Dejaré mi destino en manos de Akimoto-sensei y la dirección.
A pesar de no haber sido capaz de limpiar mi conciencia, quería mostraros lo que siento.
Muchas gracias por escucharme.
Las boy bands o girl bands en Asia no son ningún nuevo fenómeno, pero el Jefe de la Revsta Billboard en Asia, Rob Schwartz, con sede en Tokio, Japón, señala que “es inaudito en Occidente que las agencias controlen la vida personal” de las estrellas.
“Es posiblemente comparable a la situación en la década de 1940 en los Estados Unidos, cuando los estudios de cine tuvieron enorme control sobre sus estrellas de cine; pero aún así, ellos podían citarse con alguien o casarse. Había menos la coacción”, añadió.
En Corea del Sur, mientras tanto, las estrellas pueden salir con quien quieran e incluso casarse, a diferencia de las estrellas japonesas, pero las agencias mantienen muy estricto control sobre las vidas de los artistas.
“Ellos están muy preocupados por cómo son percibidos sus talentos, en parte debido a varios escándalos de la década de los noventa”, señaló Mark Russell, experto en la industria del K-pop.
“Si tú vas a la agencia, cada joven le dará un trato muy educado, y encontrarás avisos con las normas de la empresa en la pared para recordarles cómo comportarse”, señaló Russell.
Además, también hay rumores de que algunas jóvenes estrellas se les ha recomendado someterse a cirugías estéticas.
Por otro lado, algunas de las historias de gran éxito del K-Pop se escribieron en un escenario de contratos de “esclavitud”, que atan a sus estrellas bajo largos contratos exclusivos y poco control de los cantantes sobre sus vidas y sobre las ganancias que producen.
Rainbow es una girl band de siete miembros, y cada cantante lleva el nombre de un color. Pero esta banda, actualmente bajo un contrato de siete años con su agencia, DSP , señala que pese a trabajar durante largas horas en dos años completos, los padres de las chicas quedaron “desolados” al ver cuán poco les pagaban.
Un agente de DSP señala que sí se reparten las ganancias con el grupo, aunque admite que, después de que la compañía paga los gastos de producción, a veces solo queda un pequeño porcentaje para los artistas.
Cabe señalar que el K-Pop es caro de producir. Los grupos son altamente manufacturados, y pueden llegar a requerir un equipo de mánagers, coreógrafos y estilistas, así como años de lecciones de canto, baile, alojamiento y gastos de mantenimiento.
Redacción
