En los años por venir, ese camino de socavar la ley en el nombre de la conveniencia política, llevarán a México a ser un gran ejemplo de fracaso: una economía que lo tuvo todo para destacar, pero que eligió enterrar su futuro en el ataúd de la inseguridad jurídica

Donald Trump niega que sus aranceles sean impuestos a los consumidores y lo que cosecha es una economía débil y con inflación

No vale la pena que el banco central pierda su magia y deje un amargo sabor cómico en el mercado

Si la única respuesta a los datos duros de la realidad social es la negación y la fiesta del poder, el mensaje es desolador y México corre el riesgo de sacrificar su futuro en el nombre de una transformación incompleta y fallida

Si se quiere ser agresivo en la política industrial se tienen que atender las viejas exigencias del sector privado

Al contrario, son muestra del fracaso, de gobierno y sociedad, que ha obligado a millones de personas a tener que dejar atrás familia, pertenencias y patria para buscar un sustento

La decisión de Trump de levantar aranceles a plátanos y aguacates, motivada por los efectos negativos en su popularidad, es solo la prueba de que el populismo económico fracasó en su objetivo de producir internamente lo que no es posible

Los movimientos revolucionarios como el que actualmente está en marcha suelen ser silenciosos al principio hasta que su dimensión sorprende a la sociedad

La conclusión inmediata es que la política estadounidense no está funcionando como el motor de acompañamiento a la economía de mercado más grande del mundo

Lo paradójico de la postura populista de buscar una supuesta soberanía energética con ese arbitrario favoritismo a Pemex y a la CFE es que ponen en riesgo la base de la verdadera soberanía económica: la estabilidad con su principal socio comercial

Y ese riesgo tiene un costo de oportunidad que se mide en el potencial perdido de crecimiento de la economía mexicana