No recuerdo bien si lo vi en una vieja película de Cantinflas o es un chiste que aprendí cuando era niño, el asunto es este: un jefe policiaco ordena a los hombres bajo su mando hacer una requisición de armas entre los ciudadanos. Uno de los elementos policiacos encargado de esta labor (ya sea Cantinflas … Continued
No recuerdo bien si lo vi en una vieja película de Cantinflas o es un chiste que aprendí cuando era niño, el asunto es este: un jefe policiaco ordena a los hombres bajo su mando hacer una requisición de armas entre los ciudadanos. Uno de los elementos policiacos encargado de esta labor (ya sea Cantinflas o el pícaro del chiste de mi niñez) detiene a un ciudadano al que le explica que están realizando una campaña de desarme. Lo revisa —catea o pasa a la báscula— y no encuentra nada más que una bien surtida cartera de billetes de diversas denominaciones. El tipo —Cantinflas o el pícaro del chiste— le dice al hombre que el dinero va a quedar confiscado porque con él puede comprar armas. / No sé qué extraña asociación de ideas me hizo pensar en el chiste cuando leí la nota de Jorge Monroy, publicada en El Economista del pasado 01 de noviembre, que trata sobre el aseguramiento de 1,500 cajas de seguridad de la empresa First National Security, establecida en Cancún, Quintana Roo, por órdenes del titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigaciones de Delincuencia Organizada (Seido), Alonso Israel Lira Salas, debido a una investigación relacionada con la señora Leticia Rodríguez Lara, alias Doña Lety o La 40, quien fuera detenida en el estado de Morelos y que presuntamente era líder de un cártel de droga operado en el municipio Benito Juárez (Cancún).
La diputada Patricia Sánchez Castillo del (PAN) y el diputado José Luis Toledo Medina del (PRI) acudieron a una reunión con el titular de la Seido quien les comentó que las 1,500 cajas de seguridad ya fueron abiertas, y por el momento, no serán trasladadas a la Ciudad de México. Precisó que la dependencia a su cargo integrará un expediente con las dos o tres cajas que sí están relacionadas con Doña Lety, y el resto le será devuelto a sus propietarios.
Ah, eso sí: Lira Salas les dijo a los precitados legisladores que se regresarán de inmediato entre 15 y 20 cajas que ameritan urgencia para sus dueños, ya que contienen marcapasos, documentos o pasaportes, mientras que el resto tendrá un proceso judicial, ya que la Seido tendrá que presentar un informe “concreto, completo y detallado” al juez que concedió el cateo en la empresa First National Security. Yo quisiera preguntarle al señor Lira Salas la diferencia que existe entre una persona que quiere recuperar su pasaporte o las escrituras de algún inmueble, o un marcapasos, con la señora que desea recobrar, intactos, los aretes que le dejó su abuela o con el hombre que tiene como posesión, resultado de los ahorros de toda su vida, 20 monedas de las llamadas centenarios, cosa que, malpensados que somos los mexicanos, nadie puede garantizarle que le van a devolver la cantidad exacta de piezas. ¿Quién le garantiza que no le van a decir que en la caja sólo había siete centenarios “y hágale como quiera”?
En el mismo reportaje del compañero Monroy, la diputada panista Patricia Sánchez Carrillo reveló el argumento esgrimido por el subprocurador para realizar esta inspección: “que porque quiere acabar con la delincuencia en Cancún, que se está volviendo un polo turístico ya de mucho riesgo, que a la fecha (ha habido) más de 175 muertos, solamente en el municipio de Benito Juárez, y que hay mucho narcomenudeo y que por eso es la cuestión (del operativo) de las cajas. (Por lo visto el señor Lira Salas piensa que los narcomenudistas guardan su mercancía en las cajas de seguridad de la institución asegurada).
Según la misma legisladora blanquiazul dijo que estableció contacto con el presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín (PRI), quien le comentó sobre una comunicación que tuvo con el encargado de despacho de la PGR, Alberto Elías Beltrán, quien le comentó que tras hacer la inspección de algunas de las cajas de seguridad se habían encontrado “cosas interesantes”. ( “Cosas interesantes” como joyería y relojes finos, dólares y otros objetos de origen legal que los investigadores —no sería la primera vez— pueden desaparecer o convertir en cosas de origen ilegal).
Doña Patricia le respondió al licenciado Ramírez Marín: “de nada le sirve haber encontrado cosas interesantes, ya que esa circunstancia no es válida porque se obtuvo de manera ilícita”. No se necesita ser abogado para considerar que en esta acción hay una flagrante violación a los derechos humanos y a la misma Constitución.
Se me ocurre un breve relato: en una plaza comercial, tres personas, dos hombres y una mujer, asaltan una joyería. Al ser descubiertos por los guardias de seguridad emprenden la huida. Como previamente habían comprado boletos para el cine, sin que sus perseguidores se percaten, se meten a la sala cinematográfica. Al poco rato, la policía se entera del robo y no falta quien les diga que es probable que los ladrones, no identificados, se hayan metido al cine donde en este momento 247 ciudadanas y tres presuntos delincuentes, dos del género masculino y una del femenino ven la película. Para no errarle, las autoridades jurídicas, encargadas de detener a los presuntos ladrones, arrestan a las 250 personas que están en la sala. Así es como se imparte la justicia en México: Todos somos culpables mientras no demostremos nuestra inocencia.
