En su oportunidad no lo vieron venir y dejaron la estimación del precio promedio del petróleo para este año en 79 dólares por barril. Una vez que quedó claro que se trataba de un cambio estructural en el mercado energético, optaron por un recorte al gasto público. Cuando los temas financieros se politizan, como el … Continued
En su oportunidad no lo vieron venir y dejaron la estimación del precio promedio del petróleo para este año en 79 dólares por barril. Una vez que quedó claro que se trataba de un cambio estructural en el mercado energético, optaron por un recorte al gasto público.
Cuando los temas financieros se politizan, como el presupuesto, se suelen cometer errores. El precio tan alto pactado para la mezcla mexicana es producto de las cuentas que los partidos políticos, de oposición y de gobierno, hicieron con los ingresos estimados en función de sus agendas políticas.
Es un hecho que al interior de la Secretaría de Hacienda desde octubre del año pasado no eran pocos los expertos en economía que apuntaban a un mercado petrolero de precios bajos, quizá no tan bajos, pero sí lejos de los 80 dólares planeados.
Cuando la pregunta a estos expertos se hacía en corto, dejaban ver su preocupación por la parte de los ingresos petroleros, pero cuando el cuestionamiento era en público, la respuesta remitía a una fórmula de cálculo planeada casualmente por los propios partidos políticos en el Congreso.
Un gran acierto del secretario Luis Videgaray fue presionar a su equipo para conseguir a como diera lugar las coberturas petroleras que estuvieran disponibles. Fue un proceso de pepena financiera de contratos de todas las cantidades imaginables para concretar un paquete que hoy es un salvavidas, que aunque es pequeño, será de gran ayuda al final del año.
Pero el panorama para el 2016 es otro totalmente diferente. No hay quien se anime a cubrir el precio del petróleo a niveles razonables y la expectativa es que se pueda mantener por más tiempo el precio bajo de los hidrocarburos.
Una vez que el presupuesto salió con ese tufo partidista de repartirse lo que no se tiene, vino una necesaria y dolorosa corrección a través de un recorte al gasto tan pronto como el primer mes del año.
Lo más valioso en medio del escenario inevitable de gastar menos fue el mensaje del gobierno federal de tratar de contener la baja en los ingresos no por la vía de mayor endeudamiento ni por el camino de elevar los impuestos, sino a través de recortar presupuestos.
Sin embargo, no es suficiente. En unos días el gobierno federal deberá entregar al Congreso los precriterios de política económica para el presupuesto del 2016 y ahí deben estar plasmadas las estrategias de la actual administración para enfrentar la inevitable baja en los ingresos petroleros.
De entrada, un precio conservador del petróleo debe ser la primera medida. Nadie sabe qué va a pasar con el mercado mundial de hidrocarburos durante los próximos trimestres, por lo que en todo caso es mejor imaginar cómo repartir excedentes y no cómo volver a recortar el presupuesto.
Este año se estimó en 80 dólares por barril el promedio de la mezcla mexicana y está en 40, por lo tanto, algo más cercano a 50 dólares por barril debería ser adecuado.
Habrá que ver los maquillajes de la política que hacen con el presupuesto del próximo año, eso sucederá durante el último trimestre de este año.
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