Empresario petrolero mexicano. Suena raro, pero tendremos tiempo para acostumbrarnos. Tantos años de monopolio estatal generaron bloqueos que son institucionales y de negocios, pero también del lenguaje; es decir mentales. Hablamos de los empresarios petroleros mexicanos como animales mitológicos. Es verdad que son aves raras, pero existen y no son debutantes. Hay casos como el … Continued
Empresario petrolero mexicano. Suena raro, pero tendremos tiempo para acostumbrarnos. Tantos años de monopolio estatal generaron bloqueos que son institucionales y de negocios, pero también del lenguaje; es decir mentales.
Hablamos de los empresarios petroleros mexicanos como animales mitológicos. Es verdad que son aves raras, pero existen y no son debutantes. Hay casos como el de Ramiro Garza Cantú, quien lleva muchos años en el negocio. Lo que es ahora el poderoso Grupo R lleva en el negocio desde 1956. Su especialidad es la renta de plataformas petroleras, donde genera ventas por más de 1.5 millones de dólares diarios.
Alberto Baillères es el más reciente miembro del club de los empresarios petroleros mexicanos. Su ingreso a la industria ha generado muchas olas. Qué hará la tercer mayor fortuna de México combinada con el know how de Carlos Morales, ex director de Pemex Exploración y Producción. Las expectativas son muy altas, pero falta por saber cuánto dinero arriesgará Baillères en esta aventura empresarial y si irá solo o en alianza.
Necesitará aliados porque le sobran competidores. Están las grandes multinacionales, pero también abundan los nacionales. Para no perder la costumbre, en la lista se encuentra Carlos Slim Helú. Él ha sido un activo inversionista en empresas del sector petrolero. Sus inversiones incluyen YPF en Argentina; Bronco, una perforadora en Oklahoma, y Tabasco, una petrolera en Colombia. Además de empresas que son proveedoras de Pemex, como Swecomex.
Otro jugador interesante es Ricardo Salinas Pliego. Lleva algún tiempo tomando posiciones en el sector energético. Sus inversiones en renovables son muy conocidas, pero sus movimientos en torno al oro negro son signos de atención. Fundó Typhoon, una compañía donde apunta al negocio de la perforación. A mediados del 2014, anunció sus intenciones de entrar a la refinación en Canadá.
Los hermanos Antonio y Adolfo Del Valle están muy bien posicionados para lo que viene, dentro o fuera de México. Mexichem es la mayor petroquímica de México y CP Latina es una constructora y perforadora que ha estado operando en Centroamérica desde hace más de 10 años. Las empresas de la familia Del Valle han acumulado experiencia y ganado relevancia en el tablero global.
Armando Garza Sada encabeza Alfa, el corporativo regiomontano que ha sido uno de los jugadores más entusiastas en el sector energético. Está en Texas, en el negocio del shale, y es el mayor accionista de Pacific Rubiales, esa compañía colombiana que cotiza en Canadá y está operada por venezolanos. Alfa ya tiene una empresa para aprovechar la Ronda Uno y todo lo demás que venga.
Juan Marcos Issa y Juan Reynoso encabezan Bluemarine, una naviera mexicana especializado en servicios al sector petrolero. No tienen el tamaño de las empresas anteriores, pero sí cuentan con know how y la red de relaciones necesarias para sobrevivir en esta jungla que es una industria o viceversa.
Entre las empresas financieras especializadas en petróleo destaca Oro Negro. La dirigen Luis Ramírez Corzo, ex director de Pemex, y Gonzalo Gil White, hijo de Francisco Gil Díaz. Entre sus accionistas se encuentra Temasek, el fondo soberano de Singapur.
Empresarios petroleros mexicanos hay pocos, pero muy pronto serán más. No hay más de medio millar de empresas constituidas, mientras que sólo la ciudad de Houston cuenta con alrededor de 6 mil. Sector privado petrolero… Suena raro, pero tendremos tiempo de acostumbrarnos.
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