Hace unas horas concluyó el primer debate entre Hillary Clinton y Donald Trump. Habrá que esperar para conocer su impacto en las preferencias electorales. Pienso que Hillary anotó más puntos, pero no suficientes para dejar atrás definitivamente a Trump. El debate se dio en un momento en el que las encuestas apuntaban hacia un empate … Continued
Hace unas horas concluyó el primer debate entre Hillary Clinton y Donald Trump. Habrá que esperar para conocer su impacto en las preferencias electorales. Pienso que Hillary anotó más puntos, pero no suficientes para dejar atrás definitivamente a Trump.
El debate se dio en un momento en el que las encuestas apuntaban hacia un empate técnico. Además, muchos votantes aún no habían tomado una decisión sobre los candidatos.
Si bien Trump no se salió de sus casillas, lo que le hubiese costado muchos puntos, Hillary refrendó su experiencia y conocimientos sobre los temas. Lo hizo, además, en un tono franco y sereno, sin que Trump la pudiera exhibir como una mentirosa, su mayor vulnerabilidad. El tema de los correos electrónicos no le dio mucho a Trump, pues Hillary aceptó su error y reviró con las posibles razones por las que Trump no ha presentado sus declaraciones de impuestos. Trump respondió con evasivas.
Trump entró al debate mejor evaluado en el tema económico. No creo que Hillary haya cambiado esa percepción. Pero ya en la discusión sobre los temas raciales y de seguridad pública, Hillary evidenció su dominio y aprovechó que el moderador recordara las reservas de Trump para reconocer la nacionalidad de Obama. En la discusión sobre seguridad nacional Hillary acreditó su experiencia y, al abordar el tema de la OTAN y las críticas de Trump a esta alianza, reafirmó la percepción de que ella es más confiable como presidenta y como comandante en jefe.
A diferencia de Trump, que se enredó en varios momentos del debate (sus impuestos, Obama o sus declaraciones sobre las mujeres), Hillary nunca resbaló. Aun así, la seguridad con la que Trump habló y la sencillez de su mensaje, seguramente le llegaron bien a una parte importante del electorado. Esos votantes difícilmente cambiarán su postura.
Tal vez la clave está en el muy elevado número de indecisos que hay en esta elección, pero la historia nos dice que, en promedio, el impacto en las encuestas tras un debate no es mayor a 3 puntos porcentuales. Habrá que ver si este debate desafía la historia.
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