Me daría mucho gusto de que entre los del poder y los del no poder, hubiese gente proba, inteligente y digna, para gobernarnos
De entrada debo decir que no me molesta la idea.
Conocí, traté, y respeté a su padre, el subsecretario de Gobernación, Javier García Paniagua. Supe de su abuelo, el general, que hubo de arrastrar el viacrucis de 1968 sólo acompañado de Gustavo Díaz Ordaz.
Coincido con todos los que consideran que del gabinete de la señora presidente con A de patria, García Harfuch es el único capacitado para suceder a doña Claudia en el sexenio siguiente, como afirma Jack Nices en su pieza que el viernes publicó el New York Times y el sábado reprodujo el diario Milenio en México.
Tampoco me da gusto la idea.
Si mi cuate, Ruben Figueroa Alcocer, estuviera vivo, reanimaría su frase de que la caballada está flaca. Él se refería, naturalmente, a los supuestos aspirantes a la candidatura del PRI a la presidencia de la república. Obviamente, evocaba los tiempos en que el presidente de la república contaba ya en su agenda una lista de seis -tal vez siete- aspirantes a su cederlo.
Andamos igual, por doquier.Con menos nombres, de aquí y acullá.
A diferencia de lo que se difunde, democracia no es mayoría. En la mejor de sus versiones, es amplitud de opciones. Probablemente, el sistema monopólico del PRI inventó con el perverso e inteligente de Luis Echeverría la baraja ampliada. Adivina, adivina, adivinador. Que yo ya sé.
Me daría mucho gusto de que entre los del poder y los del no poder, hubiese gente proba, inteligente y digna, para gobernarnos.
Yo ya sé que que sin caballada flaca o nutrida, Omar García Harfuch es el próximo presidente de la República.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Si yo no pudiere, pudiése.
