La certificación de eliminación del sarampión es un reconocimiento que otorga la Organización Panamericana de la Salud (OPS)
México enfrenta un “riesgo muy grande” de perder en febrero de 2026 la certificación de eliminación del sarampión, un reconocimiento que otorga la Organización Panamericana de la Salud (OPS) cuando una región demuestra la interrupción de la transmisión del virus durante doce meses, advirtió el epidemiólogo y especialista en vacunación Rodrigo Romero.
En entrevista con EFE, el experto explicó que, para conservar la acreditación, el país no debe registrar contagios sostenidos hasta febrero próximo, un escenario que hoy parece lejano tras el brote iniciado en Chihuahua en febrero de 2025, que acumula más de cinco mil casos confirmados de sarampión y veintitrés defunciones.
La certificación se pierde cuando pasan doce meses con transmisión activa en la región. Si llegamos a febrero con nuevos casos, la vamos a perder, y los contagios siguen aumentando”, alertó Romero, coordinador de la Asociación Mexicana de Vacunología.
El especialista atribuyó la crisis a una “tormenta perfecta” provocada por más de una década de debilitamiento del programa nacional de inmunizaciones.
“Hay una desatención desde al menos 2012, con caídas paulatinas en coberturas no solo de la triple viral (sarampión, rubéola y paperas), sino también de la hexavalente, neumococo, VPH y otras”, afirmó.
A lo anterior se suman problemas recurrentes de abasto y distribución de vacunas, la interrupción de campañas por la pandemia de COVID-19 y el crecimiento de narrativas antivacunas que “ganaron fuerza y generan dudas que alejan a la población de los esquemas”, señaló el epidemiólogo.
Romero subrayó que la baja percepción de riesgo también ha jugado en contra. “La vacunación es víctima de su propio éxito. Como ya no vemos enfermedades prevenibles, pensamos que no son graves o que las vacunas no son necesarias. Y no es así”, insistió.
Aunque el Gobierno mexicano ha señalado que el brote se originó a partir de un caso importado, Romero aclaró que esto no es inusual.
“Siempre habrá casos importados; lo importante es tener coberturas suficientes para evitar que se tornen en brotes. Eso no ocurrió: el virus llegó a una zona con alta proporción de personas susceptibles y se expandió” subrayó.
Estudios recientes revelan brechas preocupantes: análisis de seroprevalencia con más de 10.000 muestras encontraron que personas de 0 a 50 años no cuentan con la protección necesaria.
La causa exacta aún se investiga, pero se plantean dos hipótesis: bajas coberturas históricas y falta de refuerzo inmunológico por ausencia prolongada del virus en las nuevas generaciones.
Ante este escenario, el Gobierno recomendó vacunar a toda persona de 6 meses a 50 años, una estrategia que, según Romero, es urgente, pero insuficiente si no se reconstruye el sistema de inmunización.
México tuvo uno de los mejores programas de vacunación del mundo. Hoy ya no lo es. ¿Lo podemos recuperar? Sí, pero no sucederá de un día para otro. Requiere años de trabajo constante y coordinación”, reconoció.
Señal de alerta
Aunque perder la certificación no implicaría sanciones económicas o comerciales, sí enviaría una señal de alerta.
No es estigma, es advertencia. Si no actuamos, detrás del sarampión podrían regresar otras enfermedades: polio, rubéola, difteria”, advirtió el especialista.
Brasil, recordó Romero, atravesó una situación similar y tuvo que desplegar acciones intensivas para recuperar el estatus.
El experto hizo un llamado a la población a inmunizarse y verificar esquemas, y a quienes dudan, “acercarse a fuentes científicas confiables”. “Una duda sin resolver puede terminar en enfermedad, complicación o muerte, y hablamos de padecimientos totalmente prevenibles”, enfatizó.
Al insistir en que la responsabilidad es compartida, Romero señaló que todos deben responsabilizarse “no es solo el Gobierno, ni solo el personal de salud o las familias. Si queremos que el programa funcione, debemos participar todos”, concluyó.
Con información de EFE