Por el bien de nuestra democracia, se necesita que haya partidos políticos de oposición que aporten y actúen. Esperemos que el relanzamiento del PAN no se agote en un rebranding cosmetológico. Ya veremos
LIC. JORGE ROMERO,
PRESIDENTE,
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL,
PARTIDO ACCIÓN NACIONAL
De manteles largos estuvo el PAN el pasado fin de semana con su relanzamiento. Se ve que no dejaron nada al azar, por lo menos para esta ceremonia, empezando por celebrarla donde hace 86 años se dio a conocer como partido.
El relanzamiento del PAN era urgente ante el avasallamiento de MORENA. Lamentablemente, el blanquiazul empieza de bajo cero, pues en las encuestas cuenta con un saldo de 58 puntos negativos, mientras MORENA apenas llega a 24. Lo que debe quedar claro para esta nueva época del PAN es el amplio rechazo que hay entre los mexicanos hacia los partidos políticos que han fallado en dar respuesta a las demandas más sentidas de la población.
Pero volvamos al relanzamiento del PAN.
En teoría está basado en tres grandes bloques: “los atributos que nos distinguen como Partido político; nuestra apertura a la ciudadanía; y nuestros logros de gobierno y nuestras propuestas”.
Lo más dificultoso, don Jorge, es el primer bloque: los atributos. Si López Obrador y su partido-movimiento MORENA alcanzaron la victoria en 2018, fue porque no había una diferencia sustancial en la clase política tradicional. El PAN, lo mismo que el PRI, y en cualquiera de los tres niveles de gobierno, solo habían mostrado un continuismo en las prácticas políticas del pasado y, más gravemente, manifestaron una falta de responsabilidad política y honestidad.
Así pues, será cuesta arriba tangibilizar ante la población cómo es que el PAN va a defender “la Patria, la familia y la libertad”. Suenan a principios de centroderecha, pero habrá que esperar a saber qué de la familia pretende salvaguardar el blanquiazul o si se trata de un corrimiento totalmente a la derecha convencional.
Los campos semánticos que habrá de disputar el PAN con MORENA son el de la Patria y la libertad, pues de parte de los guindas ha habido una apropiación de ellos. Por lo pronto y para dibujar al PAN ante la ciudadanía lo antes posible, tal vez le sirva el nuevo decálogo, el cual se antoja interesante y dentro del cual destaca la generación de una narrativa propia, el cambio generacional, el fin de las alianzas políticas y la celebración de primarias para escoger candidatos.
Si algo nos enseñó AMLO fue el poder la narrativa para señalar las promesas incumplidas de los gobiernos tricolores y blanquiazules, junto con una oferta propia, simplista, pero clara para la ciudadanía. Hoy, parecería que el PAN retoma esa táctica para disponer de un discurso coherente y unificado.
Curioso, ahora el blanquiazul podrá centrar su discurso en las promesas incumplidas de los dos pisos de la 4T, así como explicar el daño que han hecho al país las decisiones populistas, las decisiones de racionalidad muy cuestionable y las decisiones que van contra la autonomía o equilibrio de poderes.
En cuanto a las primeras, ya veo a algún candidato trayendo a colación ante ciudadanos que no saben o ya no recuerdan que seguimos pagando el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México que nunca disfrutaremos. Dentro de las segundas, qué mejor ejemplo que la cancelación del Seguro Popular y todas las consecuencias de desabasto y falta de acceso a los servicios de salud, así como el nulo combate a la corrupción. Más difícil será aterrizar la importancia del daño al equilibrio de poderes cuando la gente ve al “gobierno” como un todo, como una autoridad única. Además, me temo que México no está lleno de demócratas actuantes.
Si bien el discurso y el mensaje podrán ser elaborados en su momento de acuerdo con el Manual de Narrativa, más difícil será que sean escuchados por la ciudadanía. AMLO fue, durante por lo menos 12 años, un crítico persistente y ácido; a veces con razón, otras sin ella, pero siempre con una frase simplista cargada de soundbytes que conectaban con la población. El López Obrador pausado que vimos en las mañaneras, nada tenía que ver con el de los muchos mítines celebrados a lo largo y ancho del país.
Es evidente que no se trata de copiar estilos, pero sí de encontrar el “nicho” comunicacional en el cual embone el PAN. Pero lo más difícil será ganar espacio en los medios y en las redes sociales, en los cuales la 4T ejerce cierto dominio.
En cuanto al resultado de sus gobiernos, la cosa está algo complicada, don Jorge. Tal vez la ruta sea por mostrar el éxito -si ha habido alguno- en cuanto a los mecanismos de integración social a nivel estatal; me refiero a los logros en materia educativa, salud, seguridad y condiciones laborales. Así pues, en Querétaro hay mucho que presumir, no así en Guanajuato.
El espacio se me acaba, así que concluyamos por hoy.
Por el bien de nuestra democracia, se necesita que haya partidos políticos de oposición que aporten y actúen. Esperemos que el relanzamiento del PAN no se agote en un rebranding cosmetológico. Ya veremos.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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