Esta película ya la vimos. Llegarán como dice el pregón callejero, “colchones, lavadoras, refrigeradores, o fierro viejo que vendan”, al igual que despensas, ropa de desecho y muchas muestras de solidaridad ciudadana. Luego se nos va a olvidar, como ya se nos olvidaron los damnificados del Otis en Acapulco, que siguen esperando su limosna
Nacido en 1999, el Fondo Nacional para Desastres Naturales, FONDEN, tenía ya definidas sus funciones para acudir en auxilio de los damnificados de huracanes, temblores, inundaciones, erupciones volcánicas y otras calamidades, además de ayudar a la federación y los estados a la reconstrucción de las infraestructuras dañadas: caminos, puentes, redes eléctricas y lo que se ofreciera.
En el 2018, cuando entró al poder el papá de Andy, el FONDEN tenía en su cuenta bancaria -me parece que Banobras la administraba- cuarenta y un mil cuatrocientos millones de pesos. En el 2020, cuando el papá de Andy decidió acabar con decenas de fideicomisos, entre ellos el FONDEN, ya le había trasquilado el 60 por ciento de sus fondos.
Para acabar con ese necesario instrumento de asistencia social, López Obrador afirmó que era una “caja chica del gobierno, un barril sin fondo”, y que en cada desastre se robaban “mil, dos mil, tres mil, cinco mil millones”. Esa acusación de manejos corruptos en el FONDEN fue repetida por la señora presidente Sheinbaum ahora con la tragedia de las inundaciones en Veracruz, Hidalgo, Puebla y el centro del país.
Los que defienden al FONDEN, defienden la corrupción, soltó de su ronco pecho.
A mí no se me ocurre cuestionar la veracidad de lo dicho por tan probos políticos mexicanos. Lo único que no entiendo es que, si sabían, entonces y ahora, de esas corruptelas, ¿por qué nunca hubo una sola denuncia, un solo investigado o auditado, ya no digamos procesado, o mucho menos, preso? Tiene que haber una explicación.
Lo cierto es que muerto el niño hay que tapar el pozo. En este caso los muertos son más de cien, aunque la Presidencia se niegue a reconocer que los desaparecidos no están vivos.
Incapacitada como está para reconocer el tremendo error de la destrucción del FONDEN, la señora presidente con A dijo muy oronda, que si bien desapareció el corrupto ente, ahí están los fondos, 19 mil millones de pesos, para el auxilio de, por ahora, cien mil reconocidos hogares arrastrados por el agua . Y el censo apenas inicia. Ahogado el niño hay que cegar el pozo.
Esta película ya la vimos. Llegarán como dice el pregón callejero, “colchones, lavadoras, refrigeradores, o fierro viejo que vendan”, al igual que despensas, ropa de desecho y muchas muestras de solidaridad ciudadana. Luego se nos va a olvidar, como ya se nos olvidaron los damnificados del Otis en Acapulco, que siguen esperando su limosna. Y volveremos a ver la misma película cuando las “atípicas” lluvias de todos los años vuelvan a inundar las casas de los pobres, que tienen esa extraña proclividad a caerse, ellas, a la menor provocación. Y ellos a esperar limosnas.
No es necesario solamente restaurar el FONDEN, que es la curita para el cáncer. Se requiere la creación de una secretaría de los desastres naturales. Que ordene la permanente vigilancia de lo previsible y la construcción de los indispensables para evitar los daños: dragados, aludes, represas, ordenamientos que saquen a los pobladores de cañadas y riberas peligrosas, reglamentos para la construcción de la vivienda, y tantas otras medidas preventivas que yo no alcanzo a enumerar.
De otra manera, como país, estaremos apostando cínicamente a que tenemos todavía muchos niños para echar a tantos pozos que luego cegaremos.
PILÓN: PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas):
Así nomás, de refilón, me enteré ayer en un programa de radio que, según datos del INEGI, hay en México treinta millones de madres solteras. Eso quiere decir mujeres que son proveedoras, guardianas, educadoras, enfermeras y lo que se ofrezca, de por lo menos un rufián en potencia.
Si, como dicen por ahí, somos 130 millones de habitantes y más de la mitad de nosotros son nosotras, resulta que hay unos 65 millones de hembras, contando desde luego ancianas y recién nacidas. La mitad de ellas son madres solteras, en su gran mayoría en el desamparo.
Si a usted el dato le deja impávido, a mí no.
