Alguna vez, un embajador estadounidense calificó la relación entre EUA y México como “El oso y el puercoespín”. Como se las gasta la administración Trump, nuestro país necesita más púas
JUAN RAMÓN DE LA FUENTE,
SECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES:
+Soberanía: poder político supremo que
corresponde a un Estado independiente.
Diccionario de la Real Academia
Ayer inició el tercer viaje a Latinoamérica de Marco Rubio, jefe del Departamento de Estado, siendo su primera parada nuestro país para sostener una reunión de trabajo con la presidenta Claudia Sheinbaum el día de hoy. La expectación del viaje es mucho mayor en México que en EUA, a decir por la información y comentarios en medios de ambos países.
Ya se había tardado Rubio en reunirse con doña Claudia, siendo que México es el principal socio comercial de EUA y comparten fronteras. El retrato de Marco Rubio que hacen los medios estadounidenses tiene claroscuros, don Juan Ramón. De una parte, le reconocen ser un hombre de la cultura del esfuerzo, pues su padres son migrantes cubanos que trabajaron como camarero y servicio doméstico; de otra, le critican los cambios que ha tenido en sus posicionamientos políticos para embonar en la administración Trump en temas tan relevantes como la migración.
Como sea, Rubio se ha convertido en un personaje clave dentro del equipo de la Casa Blanca, al grado de que ostenta tres cargos adicionales al de jefe del Departamento de Estado y no son precisamente menores. Don Marco es administrador interino de la agencia USAID, la cual tiene impacto en todo el mundo; asimismo es jefe de la Administración Nacional de Archivos y Registros, agencia en la cual se depositan los informes de labores de todo el Poder Ejecutivo; y, por si fuera poco, también es asesor interino de seguridad nacional del presidente. Ni siquiera Xi Ping, de China, ostenta tantos cargos de manera simultánea.
Tanto el Departamento de Estado como los medios estadounidenses reportan que la agenda de Rubio para su reunión con la doctora Sheinbaum supone la discusión de temas de seguridad (drogas incluidas), migración y la presencia china en nuestro país. En México, lo que en principio se anunció como un acuerdo en seguridad, al parecer solo quedará en un memorando de entendimiento sin que se hayan dado mayores explicaciones sobre la degradación del instrumento.
Ello lleva a pensar a que hubo algún aspecto en el cual los gobiernos de ambos países no concordaron y me temo que se trate de la soberanía. Después de ver el bombardeo a la lancha venezolana que presuntamente transportaba droga, es claro que los EUA sí consideran muy en serio la injerencia de sus fuerzas armadas en territorios latinoamericanos, México incluido. Es de aplaudir la postura de nuestra mandataria, cuando afirma que está dispuesta a la colaboración, pero no a la subordinación.
¿Qué México encontrará don Marco en su próxima visita?
En materia de combate al narcotráfico, la presidenta Sheinbaum entregará buenas cuentas, pues el cambio de estrategia y sus avances son aceptables. De hecho, ayer por la mañana se celebró la 51ª sesión ordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública, donde de manera amable pero firme se exigió a los gobernadores aterrizar en sus territorios el equivalente a la estrategia federal, empezando por fortalecer y capacitar policías y fiscalías, así como implementar tareas de inteligencia y dar paso a una coordinación interinstitucional.
Lamentablemente, los resultados no serán inmediatos; falta mucho, pero mucho por hacer, pero finalmente se ve la voluntad política de neutralizar al crimen organizado. Sin embargo y como ya lo hemos comentado, es probable que EUA también quiera cabezas y ahí es donde complacerlos resulta harto difícil para el sistema político nacional.
En cuanto a migración, más no puede hacer México, don Juan Ramón. Los cruces de ilegales se han reducido espectacularmente; tal vez lo que quiera don Marco es que México no baje la guardia en la frontera con Guatemala. Me pregunto si en la agenda mexicana está solicitar al gobierno de EUA que reduzca la intensidad de las redadas y deportaciones de mexicanos radicados en aquel país, aun cuando declarativamente se hable de mantener las expulsiones.
Respecto de la presencia China en México la cosa está algo complicada. Desde hace década y media, las inversiones chinas han ido en constante aumento y, en el primer trimestre de 2025, alcanzó casi los 12 mil millones de dólares. Los recursos han sido destinados a los sectores automotriz, electromovilidad, minería, manufactura avanzada y tecnología. Tales inversiones buscan consolidar las bases de producción china en nuestro país, como parte del nearshoring y las tensiones comerciales entre el gigante de Oriente y EUA.
A la administración Trump puede no gustarle las inversiones chinas, pero lo cierto es que son más que bienvenidas para activar la economía nacional, máxime cuando EUA sigue adelante con sus amenazas arancelarias. De hecho, el gigante de Oriente se ha mostrado bastante interesado en participar en el Plan México promovido por nuestra mandataria.
Alguna vez, un embajador estadounidense calificó la relación entre EUA y México como “El oso y el puercoespín”. Como se las gasta la administración Trump, nuestro país necesita más púas.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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