Así pues, lo mejor que pueden hacer los nuevos ministros de la Suprema Corte por el país es ponerse a trabajar, con o sin energía cósmica. Decir que va a cambiar el sistema de justicia es mera demagogia
LIC. HUGO AGUILAR,
MINISTRO PRESIDENTE,
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN:
+Constitucionalidad: correspondencia de los actos
de autoridad con el contenido de la ley suprema
que estructura y limita el poder público
Biblioteca Jurídica UNAM
Vi a través del Canal Judicial, la Ceremonia de Purificación del Bastón de Mando con los nuevos ministros. El evento no tuvo desperdicio. Empecemos porque fue una ceremonia religiosa; si usted quiere animista, pero religiosa en todo momento, siendo que el poder civil debe estar separado de cualquier religión.
Los ministros de la Corte ubicados en el templete y los asistentes en la sillería fueron conminados a levantar las manos y presentarse a los cuatro puntos cardinales; “al norte, casa del conocimiento, (…) pedimos a las deidades que nos cuiden y nos curen”, dijo la señora que dirigió la ceremonia. En otros momentos imploró a la Madre Tonatzin, a la abuelita Luna, al gran Quetzalcóatl y a todas las fuerzas del universo, en una “gran ceremonia que nos conecta con lo divino”. Bueno, hasta se hincaron para rogar a los dioses.
Entiéndame, don Hugo, soy totalmente respetuoso y hasta admirador de las tradiciones indígenas, pero desde un punto de vista cultural y humanista, por lo cual no le encuentro ningún sentido al evento realizado frente a Palacio Nacional el día de ayer, más allá de ser un performance muy al estilo de la 4T. Pero bueno, cada quien sus gustos.
Pero ya que usted -porque supongo que fue usted- desea que las fuerzas cósmicas lo iluminen en la gran responsabilidad que se le ha conferido, me permito atraer su atención sobre algunos aspectos del Poder Judicial. Digo, como para que vaya preparando su lista de peticiones a los dioses.
Ofrece usted que a los nuevos ministros no los guiará ni el poder ni el dinero. Es lo menos que esperamos de ustedes y, para el caso, de cualquier juez y de ocurrir lo contrario, júrelo que habrá denuncias en el Consejo de la Judicatura. Si alguien está a prueba son los nuevos juzgadores elegidos con acordeón de por medio.
Pero lo que realmente me preocupa es que usted afirma que han conformado “un equipo importante para arrancar la nueva Suprema Corte con otra visión, con otro espíritu”. Si se refiere a que trabajarán con más eficiencia y rapidez, lo celebro; pero si se refiere a que pretenderán interpretar de manera distinta una ley, eso es muy grave. Asimismo, la Corte está para velar porque sus sentencias se dicten de acuerdo con la Constitución y para limitar que las leyes emanadas del Congreso la contravengan, por muy mayoría calificada que tenga MORENA.
Usted no se ha quedado corto con sus promesas. En otra ocasión afirmó: “Estén confiados, tengan la certeza plena de que vamos a construir un nuevo sistema de justicia”. No alcanzo a ver cuál es la injerencia que la Corte pueda tener en las sentencias de primera instancia de un juez y luego de un magistrado; hasta donde entiendo, ninguna. La Corte, como última instancia, puede dictaminar distinto a la primera y segunda instancias, pero nada más; no tiene atribuciones para leerle la cartilla a los demás juzgadores. ¿O sí?
Por otra parte, un nuevo sistema de justicia pasa porque las fiscalías y los ministerios públicos hagan bien y a fondo su trabajo. Si éstos presentan mal sus casos, por mucho que quiera un juez condenar a un individuo que tenga toda la pinta de narco, pues nada puede hacer porque no tiene ninguna prueba sólida en qué basarse.
Me parece que lo más conducente es que los nuevos jueces, magistrados y ministros se pongan a trabajar horas extras para sacar adelante el rezago existente y que ya alcanza niveles históricos. A nivel federal hay alrededor de 553 mil expedientes durmiendo el sueño de los justos, bien sea porque un buen número de juzgadores pasaron a retirarse a fines del año pasado con motivo de la elección o porque los nuevos jueces y magistrados van a llegar en frío a conocer de cada caso.
La Corte misma va a ser un cuello de botella ahora que se cancelaron las salas especializadas. Nada más le cuento que por lo menos hay mil 128 asuntos pendientes, desde acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales, hasta amparos directos y en revisión. Algunos asuntos son de la máxima relevancia, como la prisión preventiva oficiosa, créditos fiscales de grandes corporativos y las facultades de la consejera presidenta del INE. Todos y cada uno tienen amplias repercusiones.
Así pues, lo mejor que pueden hacer los nuevos ministros de la Suprema Corte por el país es ponerse a trabajar, con o sin energía cósmica. Decir que va a cambiar el sistema de justicia es mera demagogia.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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