El primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum tiene aciertos, pero en diversos aspectos representa una nociva continuidad de las malas decisiones de su antecesor. Esperemos que encuentre su propio camino
LIC. LÁZARO CÁRDENAS BATEL,
JEFE DE LA OFICINA DE LA PRESIDENCIA:
+Presidenta con “a”.
Claudia Sheinbaum
Imagino que habrá estado muy ocupado preparando el Primer Informe de Gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum. Mas tarde, el día de hoy, veremos que cuentas nos rinde.
Por mi parte, tengo un balance sobre su gestión y debo confesar que con frecuencia me entra la duda de si el plan de gobierno que hasta ahora sigue la presidenta es porque coincide plenamente con su antecesor o si es que un escasísimo margen de maniobra político y económico no le permite orientarse de otra manera.
En lo positivo está, dentro de todo, el manejo de la relación binacional. Hicieron bien la presidenta y el equipo económico encabezado por Marcelo Ebrard al capotear a Donald Trump, pues ahora una Corte federal ha dictaminado que este último se excedió en sus facultades al aplicar aranceles, ya que eso es facultad del Congreso estadounidense. Sin embargo, el gobierno mexicano tendrá que aguantar un poco más pues los republicanos controlan tanto el Senado como la Cámara de Representantes, quienes tendrán la última palabra.
Con su asegunes, lo más destacable es la nueva estrategia de seguridad, cuya cabeza más visible es Omar García Harfuch. Los homicidios dolosos van a la baja (-25%), al igual que otros delitos de alto impacto; el combate a las narcobandas ha sido palpable, con 30 mil detenidos hasta ahora (¿dónde los están encarcelando si las prisiones están saturadas?).
Sin embargo, la extorsión en todas sus modalidades sigue a la alza, siendo el cobro por derecho de piso la que más lesiona a la cadena productiva y a la población en general. En el servicio de denuncia 089 ya van tres mil casos registrados de extorsiones consumadas; ahora falta ver qué hacen las policías de investigación y los ministerios públicos. Otro pendiente del ámbito de la seguridad es el huachicol; es de celebrar que se hayan decomisado 39 millones de litros de combustible ilegal, sin embargo, no se ven detenciones que desmantelen las redes delincuenciales y de corrupción. Y qué decir de los desaparecidos. México promedia 30 personas desaparecidas al día; ya vamos por 133 mil y contando.
En el plano económico, es claro que el anterior presidente dejó las arcas vacías y unos pendientes costosísimos. Al Tren Maya hay que seguirle echando dinero bueno al malo, pues obtuvo ingresos por 276 millones de pesos y se le inyectaron casi 30 mil millones; es decir, 10 mil veces más recursos de lo que genera y eso que aún no se incluye la inversión para el servicio de carga.
Es de desear que el plan financiero articulado para PEMEX sirva por lo menos para que pague a sus proveedores. Dicen los que saben de finanzas que con el fondo de 250 mil millones de la banca de desarrollo apenas se podrá tapar una muela.
En el ámbito social, cabe aplaudir que 10 millones de personas salieron de la pobreza por ingreso, ya sea porque se aumentó el salario mínimo o por los programas sociales. El pero está en que 44.5 millones de mexicanos siguen sin acceso a los servicios de salud; habrá que ver qué cuentas alegres se presentan sobre el IMSS Bienestar y el abasto de medicamentos.
En lo que la doctora Sheinbaum nos queda a deber es en el ámbito político. Varias de sus decisiones son herencia de López Obrador. Aun cuando diga la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, que se trata de acabar con el viejo régimen, lo cierto es que la 4T no se mueve hacia el futuro, sino al remoto pasado del antiguo régimen de partido hegemónico y de una democracia híbrida.
En primerísimo lugar está la Reforma al Poder Judicial de dudosísima legitimidad después de la escasa participación ciudadana en las elecciones y los abundantes acordeones, acompañado de jueces ideologizados; baste el ejemplo de la ministra Lenia Batres, quien no entiende que la mejor defensa del pueblo es velar por la Constitución y las leyes, más no las imposiciones cuatroteístas. Le seguiría la próxima Reforma Electoral; como he expresado en este espacio, todo indica que será la que se dicte desde Presidencia y no la que el país requiere.
Si bien la 4T se mueve hacia el régimen partido hegemónico, la presidenta no parece tener control sobre MORENA. La conducción de Luisa María Alcalde es débil y lastrada por la presencia de Andrés López Beltrán. Tampoco hay control sobre las Cámaras; el último conflicto en la de Diputados es que MORENA se niega a dar la Presidencia de la Mesa Directiva a un panista, que es a quien corresponde en el segundo año de la Legislatura por ser la primera minoría. Y para colmo, pretende con su mayoría designar a quien mejor les parezca. De ocurrir esto último, cualquier legislación que aprueben sería controvertible en la Corte por inconstitucional.
También en el combate a la corrupción nos queda a deber la mandataria, sosteniendo a los indefendibles. Ahí siguen tan campantes Adán Augusto López y Rubén Rocha Moya.
El primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum tiene aciertos, pero en diversos aspectos representa una nociva continuidad de las malas decisiones de su antecesor. Esperemos que encuentre su propio camino.
Con la colaboración de Upa Ruiz
Nueva cuenta en X: @upa_ruiz
X: @Lmendivil2015