Pero los tres tienen el pellejo duro: López Beltrán usa el de su padre, y los otros dos el suyo propio. Esos cueros soportan altas temperaturas
Es la historia de Sheinbaum y los distraídos que le dieron la espalda en el Zócalo, delante de todo México: Andrés Manuel López Beltrán, Adán Augusto López y Ricardo Monreal: la fábula de la rana hervida.
El domingo 9 de marzo, se solazaron durante llegada de la presidenta a un acto de unidad. Se tomaban fotos, sin advertir que ella caminaba detrás. La noticia no fue el acto: fue su desplante a la presidenta.
Desde entonces, sufren el estilo de venganza de Sheinbaum: convertir a sus adversarios en la rana de la fábula que meten a una olla de agua y se queda tranquila, sin advertir que el agua se va calentando.
El aumento de la temperatura es tan lento, que el cuerpo de la rana se adapta al cambio, hasta que muere escalfada, sin darse cuenta.
Desde el 9 de marzo pasado, viven el borboteo Andrés Manuel López Beltrán, Ricardo Monreal y Adán Augusto López. En la propaganda de la Mañanera, Sheinbaum los embadurna en miel. Pero en la política real, les va francamente mal.
En su estreno como dueño de Morena (como herencia del padre), López Beltrán le incumplió a Sheinbaum la promesa de acarrearle 20 millones de personas a votar en la elección judicial, y acarreó menos de la mitad.
También fue avasallado en la elección de Durango y perdió medió Veracruz. Enseguida empezó a aparecer en supuestas listas del desvisadero de EU a políticos mexicanos, por estar ligados al narco. Su respuesta ha sido esfumarse de la escena pública. Está en Japón.
Adán Augusto López reapareció el domingo, tras un mes sin ir siquiera al Senado, donde es jefe de Morena. El ex rival de Sheinbaum en la interna por la candidatura presidencial está en crisis: se le menciona en todos lados como jefe de un cartel del narco.
Hernán Bermúdez, su jefe de policía cuando fue gobernador de Tabasco, es buscado por liderear La Barredora, célula delictiva vinculada al Cártel Jalisco Nueva Generación. Hoy, Adán Augusto López parece cadáver político caminando. Perdió su peso moral.
A Monreal le pegaron en la imagen pública sus gustos aburguesados: que es la línea delicada del discurso de Sheinbaum, quien usa sobre Monreal frases como “no puede haber político rico y pueblo pobre”, “allá cada quien” y “el poder se ejerce con humildad”.
Muy sintomáticamente, Monreal fue captado en helicóptero privado y en un hotel para ricos en España. El más hábil de los políticos de Morena entendió la cacería: “Estoy en el final de mi vida pública”, dijo.
Pero los tres tienen el pellejo duro: López Beltrán usa el de su padre, y los otros dos el suyo propio. Esos cueros soportan altas temperaturas.
Mientras… el agua sigue hirviendo.