
Una docente de la UNAM lanzó un estudio que revela las principales causas de estrés que afectan a los migrantes mexicanos en EE.UU.
La inestabilidad laboral y la discriminación son las principales fuentes de estrés que afectan la salud mental de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, reveló la académica del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Maritza Caicedo.
Según su análisis, basado en la encuesta nacional de salud estadounidense, más de 12 millones de mexicanos y 26.5 millones de mexicoamericanos residen en EE.UU.
De estos, advirtió, un 17 por ciento de los migrantes y 12 por ciento de los mexicoamericanos vivían por debajo del nivel de pobreza, frente al 7.5 por ciento de los blancos no hispanos.
La investigadora señaló que las redadas migrantes y la criminalización de los indocumentados incrementan la angustia psicológica de estas comunidades, lo cual, dijo, merece un estudio por separado.
Asimismo, resaltó que las condiciones laborales son aún más precarias en aquellos en situación de alta vulnerabilidad, como quienes ingresan de forma irregular a EE.UU., dado que 36 por ciento de los mexicanos carecen de cobertura médica y un 83 por ciento tampoco cotiza en un plan de pensiones.
Además, Caicedo identificó que los migrantes mexicanos y sus hijos enfrentan mayores tasas de desempleo (5.4 por ciento y 4.5 por ciento, respectivamente) frente al 3.1 por ciento de los blancos no hispanos.
La investigadora detalló que si bien las segundas generaciones tiene una mejor situación socioeconómica que sus padres “están lejos de parecerse a la población blanca estadounidense”, pues cálculos de Current Population Survey, revelan que los migrantes mexicanos ganaron el 59 por ciento del salario anual de los blancos no hispanos.
No obstante, Caicedo explicó que, a pesar de estas condiciones adversas, los migrantes de primera generación presentan mejor salud mental que sus hijos nacidos en EE.UU.
Esta paradoja podría explicarse por el llamado “estrés aculturativo”, detalló, un fenómeno que afecta a las segundas generaciones al enfrentar discriminación persistente y la percepción de ser ciudadanos de segunda clase.
“Esto nos lleva a preguntarnos cuáles serán las repercusiones que puede tener para estas personas y sus familias no poder atender su salud oportunamente o a qué pueden aspirar cuando se retiren del mercado laboral”, dijo Caicedo.
La investigadora aseveró que la migración mexicana, y en general la latinoamericana, aporta a la sociedad estadounidense desde el punto de vista demográfico, social y económico, en especial los jóvenes que ayudan a rejuvenecer la pirámide poblacional.
En materia económica, los migrantes latinoamericanos cubrieron el 38 por ciento de la escasez de mano de obra en EE.UU. entre 2000 y 2015, siendo México y Centroamérica los principales proveedores, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Con información de EFE