Felicidades, don Omar, por los decomisos de combustible, pero la mala noticia es que son apenas la punta del iceberg de una enorme montaña de delincuencia y corrupción que tiene el Gabinete de Seguridad frente a sí
LIC. OMAR GARCÍA HARFUCH,
SECRETARIO DE SEGURIDAD Y
PROTECCIÓN CIUDADANA:
+Enjambre: multitud de abejas
que con su maestra salen a
formar otra colonia.
Diccionario de la Real Academia
Veo en el estudio sobre medios publicado ayer en El Universal que usted es de los funcionarios con más menciones en los medios de comunicación, con la diferencia respecto de los tres primeros lugares que usted es el que acumula más menciones positivas. Le acompañan en esa información favorable otros miembros del Gabinete de Seguridad: el Gral. Ricardo Trevilla, de SEDENA, y el Almte. Raymundo P. Morales, de SEMAR.
No es de extrañar con la cantidad de arrestos y decomisos, tanto de droga como de huachicol, realizados desde que los tres tomaron protesta en este nuevo gobierno. No solo se acabaron los abrazos, también el huachicol ha resentido fuertemente las labores de inteligencia y los operativos emprendidos por ustedes tres.
El lunes nos desayunamos con que el equipo de seguridad y combate al crimen organizado había decomisado 15.4 millones de litros de combustible alojados en 129 carrotanques, unos en Ramos Arizpe y otros en Saltillo, Coahuila. Con estos operativos, ya son -si no me equivoco- 15 trancazos al crimen organizado que en conjunto dan 50 millones de litros de combustible incautados.
Para tomar estos golpes en perspectiva cabe recordar que los decomisos realizados por la actual administración durante los primeros nueve meses son 625% más que todo 2024. Atrás se quedó una más de las posverdades de AMLO: que se había acabado con el huachicol.
Varias cosas llaman la atención sobre el último decomiso.
Primero, que no hubiera detenidos y no es por caer en el sospechosismo, pero da a pensar que alguien le dio el pitazo a los rufianes que dirigen y trabajan en el transporte del combustible robado. De hecho, los ferrotanques ubicados en Saltillo estaban varados; ¿cómo es que alguien los bota?
Segundo que los tanques trajeran la leyenda de la empresa Lambrucar, la cual tiene sede en Houston y en un par de entidades mexicanas; imagino que los directivos de esa firma deben estar temblando, claro, a menos de que sea una empresa fachada.
Tercero, que para transportar tal cantidad de combustible se requiere una infraestructura organizativa muy sofisticada. Me pregunto, desde qué puntos se ordeñan los ductos de PEMEX; sería interesante que nos explicara cómo es que se hacen ordeñas tan voluminosas o si son varias ordeñas que luego se concentran en un punto.
Para hacer ese tamaño de ordeñas, se requiere personal no solo para la extracción, sino también para la logística. El combustible extraído debe ser transportado a los ferrotanques y es de suponer que se hace a través de pipas. ¿Qué empresa alquila y/o vende las pipas al crimen organizado? Por cierto, ¿sabe usted dónde quedaron las pipas compradas al inicio del sexenio de AMLO?
Así llegamos al siguiente paso: ¿Quién tiene las posibilidades para contratar tantos ferrotanques? O, si son propiedad de la empresa Lambrucar, cómo es que se hacen de ellos, pues no son cosas que se consigan googleando. Luego está el asunto de las estaciones de tren. ¿No hay algún informe que el emisor de los ferrotanques deba rendir al momento de salir? Me refiero a algún tipo de manifiesto donde se indique qué transportan, cuál es su destino y quién es el destinatario. ¿Qué le dicen las autoridades de ferroviarias al respecto?
Cabe la hipótesis de que el combustible extraído ilegalmente tendría a Texas como destino final, donde hay refinerías clandestinas. Lo menciono por la reciente incautación de la empresa Arroyo Terminals, cuya planta procesaba combustible huachicoleado en México para convertirlo en gasolina y, luego, venderla a empresas locales. También, por qué no, mandarla de regreso a México como dizque aceite para procesar; o sea, para cometer un segundo delito: el huachicol fiscal. No debe ser la única, digo yo. En EUA, como diría mi abuela, también se cuecen habas.
Qué tan rentable será el negocio del huachicol que da para pagar tantos gastos de operación y para repartir todos los sobornos a funcionarios desde que se pincha el ducto de PEMEX hasta que el combustible convertido en gasolina se vende a gasolineras y otras empresas. ¡Y la cantidad de personal que se necesita! ¡Y la cantidad de empresas que han de estar involucradas! En síntesis, el huachicol es un enjambre gigantesco. Si atrapa a la mitad de los involucrados, va a necesitar un par de cárceles nuevas.
Con todo y las buenas noticias del combate al huachicol, algo sigue fallando, porque las pérdidas de PEMEX por extracción ilegal se incrementaron en un 13% el primer bimestre del año en comparación con el mismo período del año pasado. Le hablo de tres mil 347 millones de pesos en un bimestre o 56.7 millones de pesos diarios, como lo quiera ver.
Felicidades, don Omar, por los decomisos de combustible, pero la mala noticia es que son apenas la punta del iceberg de una enorme montaña de delincuencia y corrupción que tiene el Gabinete de Seguridad frente a sí.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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