Ya están las leyes de seguridad; exageradas, pero ahí están. Ya está la Estrategia y ahí están los datos. Es hora de dar resultados. La paciencia se agota
GABINETE DE SEGURIDAD:
+Estrategia: conjunto de reglas para una
decisión óptima en cada momento.
Diccionario de la Real Academia
A la presidenta Sheinbaum no le queda más remedio que sostener la estrategia de AMLO contra la delincuencia -tanto común como organizada -que fue la adecuada, pero la realidad y los números nos dicen otra cosa. No olvidemos que en esa gestión el homicidio doloso y las desapariciones alcanzaron cifras exorbitantes, aunque en otros delitos haya habido mejoría.
La Estrategia Nacional de Seguridad actual está acompañada por un marco jurídico nuevo, aunque seriamente criticado por sus posibles afectaciones a la ciudadanía; me refiero a las leyes recién aprobadas relativas al Sistema de Seguridad Pública, al Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia y a la Guardia Nacional.
Lo más conspicuo es que la autoridad ahora tendrá acceso a toda clase de bancos de datos gubernamentales y particulares, sin mediar una orden judicial. Y si a eso le sumamos las modificaciones de la Ley de Población para que la CURP cuente con datos biométricos y sea empleada para cualquier tipo de trámite público o privado, pues el temor a un control excesivo y/o intromisión de las autoridades en la vida individual del ciudadano se perfila justificado.
Como sea, el marco macro ya lo tiene el gobierno. ¿Ahora cómo pasará a lo cotidiano?
El reporte de Arranque de sexenio y cambio de estrategia, elaborado por el Observatorio Nacional Ciudadano, destaca los aspectos que la actual Estrategia recuperó de otras administraciones. Por ejemplo, de AMLO retoma la política social para atender las causas de la delincuencia. Del sexenio peñista recupera la coordinación entre las dependencias del Gabinete de Seguridad y las entidades; es decir, una cooperación interinstitucional, pero sin llegar al nivel municipal. Y de la gestión calderonista reemprende la neutralización de los criminales o, como les llaman ahora, de los generadores de violencia.
No está mal rescatar lo mejor de cada administración, pero tal y como quedaron las recientes modificaciones a las leyes, la SSPC se queda con las tareas de inteligencia, pero los operativos estarán a cargo de SEDENA y la Guardia Nacional. Será una prueba de fuego para la coordinación interinstitucional… y los egos.
A lo anterior cabe agregar que México Unido contra la Delincuencia ha encontrado que los militares en general son más violentos en su actuación que los policías locales. Por cierto, desde 2019 existe el Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica que, en teoría, se debe aplicar en las entidades.
El hecho de que no se tome en cuenta a los municipios es una gran laguna en la nueva Estrategia, pues a ese nivel no todas las fechorías son cometidas por la delincuencia organizada, como es el caso del robo en sus diversas modalidades -a casa habitación, a transeúnte, a negocio y en transporte público-. Aun cuando este delito ha venido a la baja durante el mandato de Sheinbaum, los casos siguen siendo altos.
Uno de los grandes déficits de las policías estatales es el financiamiento y peor que se va a poner ahora con la nueva ley que penaliza a las entidades por no dar buenos resultados; es decir, la partida presupuestal que la Federación otorga a los estados para fondear las policías puede ser retirada. El meollo de este asunto es cuál será el criterio para sancionar a los estados. Por ejemplo, a partir de 2018, cuando la doctora Sheinbaum gobernaba la CDMX, hubo una disminución importante en la incidencia delictiva en comparación con la anterior gestión; no obstante, la capital del país siguió por encima de la media nacional.
Pasando a los hechos, durante este primer semestre de la gestión de la actual mandataria a diario nos enteramos de operativos en los que se hacen arrestos importantes (ahora sí) y decomisos de cantidades relevantes de droga, huachicol y amas. Para tener un parámetro de cómo va el país, el Observatorio Ciudadano comparó el último semestre de AMLO con el primero de doña Claudia y encontró lo siguiente:
En 11 de los 18 delitos monitoreados hay una disminución, particularmente lo que se refiere al robo en sus diversas modalidades; por ejemplo, el robo a casa habitación (-19.75%) y el robo a negocio (-10.61%). La percepción de inseguridad no ha variado y se ubica alrededor del 61% de la población; lo que llama la atención es que las mujeres se sienten más inseguras que los hombres (+12.5 puntos), brecha que se ha ampliado desde el último sexenio.
En el delito donde reprueba por completo la actual administración es el de desaparición de personas. De octubre 2024 a marzo 2025, se registraron siete mil 553 casos, eso es +34% con respecto a la pasada administración. Baste decir que en el primer semestre de CSP se encontraron 18 fosas clandestinas y que la nueva ley queda a deber a las madres buscadoras. Y la extorsión sigue a la alza.
Ya están las leyes de seguridad; exageradas, pero ahí están. Ya está la Estrategia y ahí están los datos. Es hora de dar resultados. La paciencia se agota.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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