Como se ven las cosas, la Unidad de Inteligencia Financiera tiene que dejar de lado las persecuciones con motivación política para, ahora sí, enfocarse a la lavadora de dinero que opera en nuestro país
LIC. ÉDGAR AMADOR ZAMORA,
SECRETARIO DE HACIENDA
+Están viendo y no ven…
Refrán popular
Entiendo el enojo de la presidenta Sheinbaum cuando la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN por sus siglas en inglés), del Departamento del Tesoro de EUA, lanza sus acusaciones sin enviar las pruebas de sus dichos, máxime que ocasionaron la suspensión de operaciones de tres instituciones financieras mexicanas en EUA y que hayan sido intervenidas temporalmente.
También causa escozor que de los hechos denunciados por FinCEN en contra de las instituciones mexicanas, no haya señalamientos del lado estadounidense. Me refiero a que, de cada transferencia de dinero desde EUA para blanquearlo en México, el dinero debió tener un banco estadounidense de donde salió y éste no es señalado en el reporte del FinCEN. O sea, solo se criminaliza al banco receptor, pero no al banco emisor.
Tal vez ello se deba a que los depósitos hechos en EUA se efectúan en cantidades menores, desde un numero amplio de cuentas o a través de cajeros automáticos para evitar la alarma en los controles estadounidenses. Y aquí se reciben los dineros en un número reducido de cuentas. Listos que son los narcos…
Hay una excepción de lo expuesto por el FinCEN y que tal vez la mandataria no tenía presente: los dineros de Genaro García Luna, de los cuales hay evidencias. El gobierno mexicano entabló una demanda civil en la Corte de Florida en contra el susodicho exfuncionario por daños al erario nacional; en pocas palabras, por recibir 40 millones de dólares en sobornos por 30 contratos que otorgó a Nunvav Inc. y Nunvav Technologies. Los dineros salieron de una cuenta empresarial radicada en el Occidental Bank de Barbados para aterrizar en una cuenta en Vector. Al final el caso se cerró cuando los Weinberg, dueños de ambas empresas, aprovecharon el criterio de oportunidad que la Fiscalía General de la República les concedió (MvsCI, 27/6/2025).
Como sea, señor secretario, se dieron varios hechos que debieron llevar al gobierno y a las instituciones financieras a ponerse las pilas. México estaba advertido por EUA desde la administración Biden y pues como que no parece habérselo tomado muy en serio. Ya en la era Trump, a la Convención Nacional Bancaria celebrada en mayo pasado se presentó Scott Rembrandt, subsecretario de Política Estratégica del Departamento del Tesoro, quien habría sostenido una reunión privada con la crema y nata de la Banca para insistir en la contención del lavado de dinero.
Para mayor inri, don Édgar, hace casi siete años el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) envió a México 40 recomendaciones para mejorar la transparencia y legalidad de las actividades financieras en nuestro país. ¡40, señor secretario, 40!
Tres años después, México solo había solventado ocho, 22 en gran medida y en 10 había poco o nulo avance; de las primeras supongo que las más importantes serían las relativas a las transferencias electrónicas (núm. 16) y el uso de nuevas tecnologías (núm.15). De las 10 no cumplimentadas, la más relevante tendría que ver con las actividades vulnerables.
Fue hasta siete años después de que el GAFI enviara sus recomendaciones, que el Congreso hizo modificaciones a la Ley Antilavado; ¿no le parece mucho tiempo para atender una recomendación internacional? Ahora de aquí a que se eche a andar la ley, pues pasarán varios meses en el mejor de los casos y las actividades vulnerables son de preocupar.
Hay actividades productivas que se prestan maravillosamente para el lavado de dinero porque han venido funcionando con mucha laxitud desde siempre. El ejemplo perfecto es la industria de la construcción, pues se puede hacer la compra en efectivo de un inmueble hasta por 907 mil pesos. A lo anterior cabe agregar que la tarea misma de edificación suele moverse en metálico: pago de materiales, pago de mano de obra, pago de comisiones por venta, etc.
No estaría de más que usted ordenara a la Unidad de Inteligencia Financiera que ponga mucha atención a esos booms inmobiliarios que luego se dan en las costas mexicanas. Mire, señor secretario, hasta antes de la bronca entre “los chapitos” y “la mayiza”, Culiacán vivía un boom inmobiliario, lo mismo se edificaron departamentos y casas de lujo que clubes de playa y spas. Todos los negocios partícipes del boom pagaban religiosamente sus impuestos, el problema es de dónde vino el dinero para echarlos a andar…
Otro mecanismo utilizado por el crimen organizado, según dicen los expertos, es adquirir firmas en quiebra o emproblemadas; las sacan a flote y les sirven como empresas fachada, con la ventaja de que ya tienen un historial bancario y fiscal, lo cual las hace menos conspicuas.
Como se ven las cosas, la Unidad de Inteligencia Financiera tiene que dejar de lado las persecuciones con motivación política para, ahora sí, enfocarse a la lavadora de dinero que opera en nuestro país. A menos de que quiera seguir recibiendo calambres…
Con la colaboración de Upa Ruiz
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