La oportunidad que se avizora puede ser el fin de una política caracterizada por el abuso, la exclusión y el engaño. La manera como se asuma la campaña opositora representará el mejor camino para ello
Mi amplio reconocimiento a Ciro Gómez Leyva por su probada honestidad y talento profesional de toda una vida.
Lo que se advierte hoy en el país es que todos deberemos estar preparados y dispuestos a transitar en un terreno inédito pues la elección habrá de desarrollarse en el marco de la polarización. De alguna forma las elecciones polarizan, pero lo que ahora se vive y lo que se perfila no tiene precedente. Por fortuna, la democracia siempre plantea desafíos, pero también genera oportunidades.
Para empezar, la contienda se ha anticipado y ocurre al margen de las reglas del juego definidas en la ley y la Constitución. El fallo del Tribunal Electoral es un tímido intento para dar conducción a una disputa no sólo ilegal por su desentendimiento de los tiempos, sino también por la intervención del Presidente. El uso de los instrumentos del Estado para dirimir la lucha por el poder está presente y es peor que en otros tiempos. Por eso resulta ejemplar la conducta, el valor y la honestidad profesional de la magistrada Janine Otálora, a la altura de lo que ocurre en la SCJN, la última trinchera en la defensa de la República.
Es un desafío y todo un problema la realización de una contienda con una autoridad electoral disminuida e instancias judiciales vacilantes. La agresión a los medios y periodistas por el presidente López Obrador no guarda precedente y es uno de los capítulos más ominosos de intolerancia desde el poder, más por el entorno de violencia y elevada criminalidad. El ataque emprendido contra Ciro Gómez Leyva, con sevicia, es preocupante en extremo. A la provocación que indigna hay que responder con temple y serenidad.
La realidad es que la madurez de la sociedad mexicana anticipa elecciones concurridas, muy competidas, y que el desenlace habrá de ser consecuente con la voluntad mayoritaria, a pesar de ser desde ahora una contienda inequitativa, con abuso del poder presidencial, en muchas regiones geográficas con la incursión de criminales, al igual que el uso de recursos económicos de origen ilegal.
La oportunidad que se avizora puede ser el fin de una política caracterizada por el abuso, la exclusión y el engaño. La manera como se asuma la campaña opositora representará el mejor camino para ello.
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