El tráfico de personas con fines sexuales es una realidad en todos los continentes. Es, además, un problema que está creciendo, y que tiene una mayor prevalencia en las grandes ciudades. Cualquiera puede estar expuesto, como víctima o como testigo de una red de prostitución, incluyendo menores de edad que caen en las manos de … Continued
El tráfico de personas con fines sexuales es una realidad en todos los continentes. Es, además, un problema que está creciendo, y que tiene una mayor prevalencia en las grandes ciudades.
Cualquiera puede estar expuesto, como víctima o como testigo de una red de prostitución, incluyendo menores de edad que caen en las manos de sujetos que venden su cuerpo para obtener una ganancia.
Los hoteles son un lugar en el que los traficantes de personas pueden hacer funcionar su negocio sin atraer mucha atención. Al contrario de los burdeles, en los que los vecinos pueden denunciarlos a las autoridades, en un hotel es más complicado de percibir.
Cadenas hoteleras han entrenado a sus empleados para distinguir posibles casos de tráfico de personas.
Algunas banderas rojas son que al registrarse, utilizan efectivo cuando la reservación se hace con tarjeta de crédito; si una mujer u hombre mayor llegan con alguien menor que no parece ser su hijo, que habla un lenguaje diferente o se ven atemorizados. Y si viajan con poco equipaje, pues los viajeros legítimos llevan montones de maletas.
Otra zona para vigilar son las entradas laterales o posteriores. Muchas veces, lo traficantes llegan solos a registrarse e ingresan a las víctimas de tráfico por una entrada diferente. Además, en las habitaciones, generalmente entran y salen continuamente hombres, o se congregan frente a la puerta de la habitación, en el lobby, o en el estacionamiento.
Los traficantes declinan el servicio de limpieza en las habitaciones, además de que cuando el servicio de limpieza puede entrar, encuentran condones y lubricantes descuidados en la habitación.
Por último, en las habitaciones en las que se dan las redes de prostitución, los canales y películas pornográficas son mayores, lo que puede alertar a los empleados y a la administración del hotel y avisar a las autoridades.
Con información de Time.
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